viernes, 30 de abril de 2021

Orson Welles: ascenso meteórico y carrera de obstáculos

Una Historia 

del Cine

para niños 

de 0 a 99 años:

ORSON WELLES

(2/2)





Mezcla de documental y cine con motivo de la Segunda Guerra Mundial, Wells viajo por este motivo a Brasil y rodó escenas del carnaval de Río de Janiro, reconstuido actualmente.

Nada más terminar El cuarto mandamiento (1942) se embarcó en dos proyectos, It’s all true y Tanks que finalmente no vieron la luz. Al año siguiente inicio otro proyecto, Journey into fear que finalmente dirigió Norman Foster y que Wells solo interpretó.

Documental de 12 minutos para alentar a los soldados que marchaban rumbo a Europa.

Joseph Cotten y Orson Welles en Journey into Fear (1940)

En los años siguientes, no fue requerido para dirigir ninguna película hasta que 1946 la RKO le contrató para interpretar en El extraño el papel de un nazi fugado que se refugia en el interior de América y que luego le dejaron dirigir sin intervenir en el resto de la producción. 

 

No obstante, consiguió que los estudios le dejarán seguir dirigiendo consecutivamente La dama de Shanghái (1947) para Columbia, Macbeth (1948), en esta ocasión en el estudio de segunda fila, la Republic Pictures. Todas ellas películas notables que no impidieron una cuesta abajo en la confianza de los estudios, que le obligaron a ir a Europa para seguir dirigiendo, aunque se llevó consigo la mala suerte.



El productor italiano que le contrató para hacer un nuevo Shakespeare se declaró en bancarrota a los pocos días del rodaje. Welles no se amilanó y comenzó una práctica que le acompañaría el resto de su vida: aprovechaba su trabajo como actor para financiar sus proyectos, aunque esto significará que se tuvieran que alargar los rodajes en el tiempo, con lo que se multiplicaban los problemas, pero le daban una independencia artística que redundó positivamente en su obra. Así, con el dinero que sacó interpretando al Harry Lime de El tercer hombre (1949) de Carol Reed

Se dice que la profundidad de la persecución en las alcantarillas de Viena fue rodada por Wells, aunque ninguno de los dos directores lo haya corroborado nunca.
 

Por este rodaje y por otros en los que participó, Otelo solo pudo completarse tres años más tarde en 1952. 

Aún en el destierro europeo, Orson consiguió ser contratado para realizar una producción sería, sin sorpresas económicas, en concreto una superproducción entre Suiza, España y Francia. Como si de un nuevo renacer se tratara, vuelve a un territorio conocido, una investigación de carácter detectivesco sobre un enigmático millonario, que guarda muchos secretos, mandada por él mismo. La película se tituló tanto por su protagonista, Mr. Arkadin; como por su tema, Confidential Report ; pero no llega al nivel de Citizen Kane por una mala elección del elenco que acompañaba la interpretación de Welles.

Después, otra vez a vueltas con los proyectos inacabados: Moonraker (1956) o Don Quijote. Admirador de Cervantes lo intentará con el clásico literario por antonomasia, contando con un extraño compañero de viaje. Frank Sinatra le propone a Welles rodarla para ser incluida en el show televisivo que el cantante y actor tenía por aquel entonces. Para ello le proporcionó 25.000 dólares, que Welles se gastó en un primer rodaje en Méjico con un pequeño equipo técnico y con los actores Francisco Reiguera, un exiliado republicano que había trabajado en pequeños papeles a las órdenes de Buñuel como el hidalgo, y Akim Tamiroff, actor secundario habitual de las películas de Welles como Sancho. Se gastó todo el dinero para disgusto de Sinatra y siguió financiando la película con sus trabajos como actor durante años, sin conseguir terminarla.
AVISO: Si quieres saber la historia completa de la filmación de la película en el siguiente enlace: https://1drv.ms/b/s!Alepgxwlx5sjzAOkFaOjSbuuvlo4?e=Jcdmr2  
 
Orson Welles tuvo su última oportunidad de congraciarse con la industria en 1958 con Sed de mal. No lo consiguió por méritos propios, sino por un afortunado error de Charlton Heston que lo recomendó como solo actor, y al final acabo también como director, aunque sin poder para el montaje que se realizó a sus espaldas y que representó un fracaso de taquilla. No obstante, la película es considerada como el último clásico de cine noir y se ha quedado impregnada en nuestras retinas para siempre. 

De nuevo a las coproducciones en Europa, en esta ocasión una italo-alemana-finlandesa, solo bastante aseada, para adaptar la novela homónima de Frank Kafka, El proceso (1962) con Anthony Perkins, Romy Schneider y Jeanne Morrau.

Con Shakespeare entre ceja y ceja Welles medio engañó a su amigo y también productor Emiliano Piedra con la promesa de hacer antes una versión de La isla del tesoro, ya que el español desconfiaba de la comercialidad de una nueva versión del bardo británico. Menos mal que el ladino de Welles era terco en cuestiones cinematográficas y nos concedió el favor de crear en 1966 una maravilla como Campanadas a medianoche. Una síntesis del genio, del dramaturgo inglés sin tener que recurrir a ninguna de sus obras y a todas al mismo tiempo. Esta crónica de la traición de una amistad, bien puede referirse a su misma persona, no por su interpretación de Falstaff, sino por la traición que cometieron los productores de cine a un alma como la suya que amaba el séptimo arte por encima de todas las cosas.

Las últimas obras de Orson son producto de una carrera ya en declive por las adversas circunstancias para un librepensador como Wells, siempre reinventándose continuamente. Dos de ellas otra vez inconclusas: 

Escena recuperada de The Deep

The Deep (1967) fue la adaptación de la novela de Dead Calm de Charles Williams rodada en la costa de Croacia inacabada.  

 

The inmortal story (1969) se estrenó con un metraje inferior a la hora. 

Copia reconstruída

El otro lado del viento (1970) último largometraje de Wells terminado en 2018 por un equipo de profesionales siguiendo las anotaciones del realizador. 

 

Y F for Feaks (1974), epitafio del director con un formato documental, en donde Welles se ríe de nosotros hablando de los fraudes en arte (no especifica pero es igualmente válido para el cinematográfico), más que por el engaño en sí, porque nosotros como espectadores estamos dispuestos a creernos los engaños.

Un hombre para la eternidad (1966) Fred Zinnemann

El largo y cálido verano (1958) Martin Ritt

El hombre contra Dios. El padre Maple (Welles) en Moby Dick, de John Huston (1956)


No creo que le importara mucho los premios, aunque recibió un algún Óscar menor y el honorífico en 1971, varias distinciones en Cannes y el León de oro a toda una carrera en Venecia en vida; y después de muerto fue elegido en 2002 por el British Film Institute como el mejor director de la historia del cine. La lección de cine que hemos visto en estas dos entregas es que los premio si te los dan están bien, pero que si no te los dan no pasa nada si tu carrera ha merecido la pena. No vale con demostrar tu valor con todo a favor, eso lo puede hacer cualquiera, el verdadero genio reside en hacerlo bien en todas las circunstancias de la vida. Pocos cineastas como Orson Wells han conseguido tan buenos logros habiendo tenido muchos factores en contra, como ha quedado patente en estas líneas que sirvan como homenaje a uno de los más grandes, que no sabremos nunca saber hasta dónde podría haber llegado con total libertad artística.


 

NOTA DEL AUTOR: ALGUNA DE LAS LAS FOTOGRAFÍAS Y VÍDEOS ESTÁN EXTRAÍDAS DE INTERNET SIN ÁNIMO DE COMERCIAR CON ELLAS. GRACIAS DE ANTEMANO POR LA AYUDA DESINTERESADA.

 

    En sucesivas entregas haré un recorrido lúdico, aunque exhaustivo sobre la HISTORIA DEL CINE con mayúscula. En un principio, va dirigido especialmente al público más joven, pero luego no excluir a nadie, como reza el título general. Por lo que cualquiera puede leerlo con el ánimo de aprender cosas en esta apasionante historia que todavía no tiene final y que nunca te las habían contado de esta manera.

En este BLOG no va a seguir un orden cronológico, sino que se irán desgranando los capítulos de forma aleatoria, ateniendo a mis gustos personales y a las anécdotas que vayan surgiendo. Más adelante, si es menester toda la obra se puede editar en libro siguiendo los cánones cronológicos al uso.

No te pierdas esta increíble aventura, que será el comienzo de una larga amistad…


Próximas entregas:

  • Harold Lloyd: el eterno optimista 
  • El cine a la francesa: la novelle vague
  • Los otros géneros cinematográficos (5/5)
  • Los chicos airados de la Gran Bretaña