Viridiana, Luis Buñuel (1961)
He aquí un estudio en varias fases sobre la pelìcula de Buñuel desde varios enfoques, que realicé en un curso de Cine. Espero que sea de vuestro interés. aitorh66 Una primera secuencia de interés de la película de Luis Buñuel, Viridiana, es aquella que se sitúa al principio del encuentro de Viridiana con su tío, D. Jaime: los saludos de bienvenida y la conversación que entablan ambos. Comprende desde la aparición de Rita, la hija de Ramona, criada de D. Jaime, saltando a la comba (de interés, toda vez que la intervención del tío en la acción se cierra con esta misma niña saltando en el mismo lugar) hasta que ambos entran en el interior de la casa.
Esta secuencia dura 2’,
23’’ aproximadamente.
La acción
transcurre en los exteriores de la casa presentándonos a los principales
personajes que intervienen, a medida que Viridiana a su llegada los saluda,
centrándose luego la secuencia en la conversación que traban Viridiana y D.
Jaime.
En toda la secuencia predominan los planos
medios y se compondría de tres momentos. En un primer momento, previo a la
llegada de Viridiana, se nos presenta a Rita y a D. Jaime en planos medios
enfocando la cámara curiosamente la mitad inferior del cuerpo de Rita en un ligero contrapicado
(salta a la comba, pero sólo se enfoca sus piernas, leitmotiv de toda la obra de Buñuel) para luego moverse hacia
arriba, hacia D. Jaime. Sitúa a ambos en un plano medio para acabar en un plano
“en profundidad” (plano americano a D. Jaime y general corto a Rita alejándose
hacia la casa). Esta escena marca la entrada de D. Jaime en la acción, así como,
más adelante una similar, marca el final de su aparición en escena.
Un segundo
momento recoge con la cámara en posición frontal la llegada de Viridiana a la
casa y los saludos de bienvenida de Ramona, con planos medios largos, y de D.
Jaime, con planos medios cortos, recogiendo la mayor relación de parentesco
entre tío y sobrina.
En un
tercer momento se sitúa la conversación más detenida de Viridiana y su tío
mientras pasean. Comienza, como al principio de la secuencia, con un plano
medio corto en ligero contrapicado de los pies de ambos con movimiento de
cámara hacia arriba, dirigiendo la atención a las palabras de ambos personajes
sobre los sentimientos sinceros de uno hacia el otro: sentimientos de respeto y
agradecimiento, pero no cariño, por parte de Viridiana, y sentimiento de
arrepentimiento y confesión de D. Jaime por su falta de afecto,
El cambio de conversación sobre el abandono
de los campos y la casa coincide con el paso de los planos medios cortos
anteriores a los planos medios largos en ligero picado y plano americano. La
intervención de Rita permite el cambio de conversación e introduce un tema que
luego tendrá su importancia: su parecido con la tía. Acaba con un plano general
corto introduciendo brevemente al espectador por segunda vez (la primera se nos
ofrece al final del encuentro de Rita y D. Jaime con una vista general de la
casa) en el lugar de la acción. Esta escasez de planos generales del lugar nos
hace suponer que la acción se desarrollará en el interior.
Por otro
lado, el tiempo en que transcurre entre los distintos planos coincide en gran
medida con el tiempo representado, excepto el salto que da entre el saludo
de bienvenida entre Viridiana y D. Jaime y la posterior
conversación entre ambos.
El espacio a lo largo de la película será el microcosmos de la casa, a la manera del convento en donde ha estado recluida hasta ahora Viridiana, un espacio que supondrá el mismo aislamiento del resto de la sociedad. De la misma forma, el tiempo es subjetivo y no tenemos ninguna información sobre el tiempo histórico en donde sucede la acción (sólo de forma orientativa tenemos la fecha de producción y la referencia a la existencia del autobús y de la cámara de fotos) que confiere a toda la película un sentido atemporal.
Continuará...
¡Que aproveche! Un
cordial saludo.
Aitor Hernández
Eguíluz
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En esta segunda secuencia elegida de Viridiana
la acción se sitúa después de la llegada y recibimiento de Viridiana,
ya en el interior de la casa. En ella se recogen dos acciones
simultáneas de los protagonistas que están enlazadas a través de la
intervención de Ramona.
Este fragmento
se compone de siete planos-secuencia, por cuanto que se narran estas
dos acciones, sin cortes, pero con movimiento de cámara dentro de las
mismas.
En el primero se parte de un primer plano de los pies de D. Jaime (presupo
nemos que sea él ya que en este plano no se ve su figura), con la cámara en posición de ligero picado, ésta se mueve hacia sus manos, y nos muestra también en un primer plano cómo ejecutan al piano una pieza musical, cuya duración abarca todo este fragmento dándole a todo él un sentido coherente.
En el segundo, en un plano general corto se nos muestra a Viridi
ana en el entorno de su habitación. En concreto, la cámara enfoca en suave picado
una “alfombra” (luego sabremos que le servirá de cama), para moverse en
posición frontal y encuadrar en un plano medio corto y primer plano
posterior los pasos de Viridiana hasta el espejo y su vuelta hasta
sentarse en la cama. En este punto la cámara se mueve de nuevo en otro
picado hacia sus pies mientras se quita los zapatos y las medias.
El tercero irrumpe de nuevo en la habitación donde D. Jaime sigue ejecutando
la misma pieza musical, pero la cámara se sitúa esta vez en otro
ángulo, frente a él, por detrás del piano, y va subiendo desde la parte
inferior hasta enfocarle en posición frontal con un plano medio corto.
En el cuarto entra en escena Ramona se plano medio moviéndose la
cámara, desde una posición frontal a una en picado, hacia donde se
dirige la mirada de la criada: la puerta, en concreto la cerradura que
se la encuadra perfectamente con un plano detalle. Desde esta posición
en picado la cámara nos muestra, con un plano medio, a Ramona agacharse
para mirar por el ojo de la cerradura al interior de la habitación de
Viridiana y retirarse después.
El quinto plano-secuencia vuelve a encuadrar a Viridiana en la habitaci
ón
y sus pasos hacia donde se halla su maleta. Para ello se sirve de un
plano medio corto, frontal, de Viridiana para desplazarse la cámara en
ligera posición
de picado hacia su maleta a través de un primer plano, para que el
espectador concentre su atención en unos elementos muy concretos que hay
dentro: la cruz y la corona de espinas.
Comienza el sexto plano secuencia con la entrada de Ramona en un
plano general corto, que nos permite, por fin, situar la habitación en
la que D. Jaime se halla: podría tratarse del salón. La cámara en
posición frontal nos muestra cómo Ramona se acerca a D. Jaime pasando de
este plano a uno americano (mientras ambos conversan) y luego a uno
medio corto con D, Jaime como figura central.
Finalmente la cámara vuelve a la habitación donde, a través de un plano
detalle con la cámara de nuevo en picado, se encuadran de nuevo objetos
clave en el desarrollo de la acción posterior: la cruz, la corona de
espinas y los clavos. En breves segundos vemos cómo la cámara se va
alejando para dar paso a un plano general corto que incluye a Viridiana,
mostrándonos su habitación desde otro ángulo.
A
lo largo de todo el fragmento hay un elemento que lo unifica y da
sentido: la melodía que D. Jaime ejecuta a piano y nos acompaña a lo
largo de los distintos planos. Ya hemos señalado que hay dos acciones
principales que se desarrollan secuencialmente en el tiempo: D. Jaime
tocando el piano y Viridiana ejecutando posiblemente su rito diario
antes de dormir. La intervención de Ramona sirve para ponerles en
contacto a través de las únicas palabras que se pronuncian en esta
secuencia: los comentarios de Ramona y la respuesta de D. Jaime.
Bien podríamos señalar que el montaje de esta secuencia presenta una
continuidad narrativa, ya que los distintos planos se unen
estableciéndose, por un lado, una relación temporal: los hechos que nos
relata siguen un orden cronológico apoyándose en el sonido (melodía) y
con escasa variación entre el tiempo de representación y el
representado; y por otro, una relación espacial.
Dentro
del entorno de la casa se va pasando de un espacio a otro de una manera
coherente consiguiendo cierto ritmo armónico: Salón-D. Jaime//
habitación- Viridiana// Salón-D. Jaime//Pasillo-Ramona//
habitación-Viridiana// Salón-D. Jaime// habitación-Viridiana.
Continuará...
¡Que aproveche! Un
cordial saludo.
Aitor Hernández
Eguíluz
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En contraposición a la práctica general de las películas de las décadas precedentes, Luis Buñuel prescinde de todo rasgo de música extradiegética, utilizada por lo general para subrayar la acción dramática, y utiliza de forma consciente en todo momento el sonido directo con sentido dramático.
Realizaré el análisis del sonido de la secuencia sobre la ya analizada y que transcurre toda ella en el interior de la casa, en
el momento anterior y posterior la escena se sitúa en el exterior. He elegido
esta secuencia porque en la película hay
pocas en las que Buñuel combine los tres elementos del sonido.
La utilización del sonido en Viridiana
En contraposición a la práctica general de las películas de las décadas precedentes, Luis Buñuel prescinde de todo rasgo de música extradiegética, utilizada por lo general para subrayar la acción dramática, y utiliza de forma consciente en todo momento el sonido directo con sentido dramático.
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Cartel de la exhibición para Francia |
Como ocurre en
varias ocasiones durante el metraje de Viridiana, la entrada de un personaje en escena
está precedida por su voz en off que
inicia o continúa el diálogo, como, por ejemplo, la primera aparición de Jorge
precedida por la característica voz de Paco Rabal fuera del plano.
De la misma forma, se
introducen sonidos de ambiente: unos en presencia del agente que lo crea, por
ejemplo el motor del autobús; y otros en off
para ambientar el decorado, como el mugido de vacas en la escena en que
Viridiana no quiere ordeñar.
Dentro del argumento
también se utilizará el sonido en abstracto, es decir, sin realización fónica,
como un recurso de los personajes para oír la llegada de otro: es decir la lata
que le obligan a llevar al personaje supuestamente contagiado de lepra a modo
de aviso.
Por último y en cuanto a
que si creo que Buñuel ha utilizado de forma especial el sonido, la respuesta
es afirmativa, ya que está diseñado todo de antemano en el guión, porque están
utilizados con una clara intención dramática. La música como tal aparece de
forma dietética dentro de la acción, ya sea por realización en directo de Don Jaime
en la pianola o por los discos pinchados en el tocadiscos. En los títulos de
crédito se resalta que todas las melodías fueron seleccionadas por Gustavo
Pitaluga, pero es difícil de creer que esta selección no estuviera dirigida por
Buñuel. Dos de ellas, además de su utilización dentro de la película, sirven
respectivamente de cabecera, el fragmento de El Mesías de Haendel, y de melodía de cierre, una canción moderna
indeterminada. En primera instancia, Buñuel hace que Don Jaime interprete el Requiem de Mozart la noche de la llegada
de Viridiana, luego se pinchan sucesivamente en el giradiscos fragmentos de la Cuarta sinfonía de Beethoven, en la
noche de la supuesta marcha de Viridiana, y de nuevo El Mesías, en la orgía de los mendigos, para, por último, en la coda
final pinchar por parte de Jorge una canción pop de moda, que también servirá de cierre de la película con el
telón el FIN y que remarcará el nuevo
mundo que se le abre a la novicia en su mènage
a trois con Jorge y Ramona.
En definitiva, la música y todo lo que la rodea están utilizadas
con intención dramática, ya que marcarán el cambio en la atmósfera que
caracteriza a los personajes masculinos que dominan las dos partes de la
película: Don Jaime está anclado en el pasado y ha dejado marchitarse su
hacienda, por lo tanto es aficionado a la música clásica, pero, además, sabe
interpretarla a la pianola. Mientras que Jorge es un joven con ideas nuevas que
querrá explotar sus nuevas posesiones y, al mismo tiempo, un aficionado
diletante de la música moderna, aunque significativamente no sepa tocar ningún
instrumento como lo filma Buñuel el día de su llegada a la casa.
![](file:///C:\Users\Usuario\AppData\Local\Temp\msohtmlclip1\01\clip_image002.jpg)
Nos centramos
en primer lugar en la música, elemento aglutinador de toda la secuencia y que,
frente a los demás (voz humana y ruidos), lleva toda la fuerza expresiva
envolviendo todo el ambiente y tratando de subrayar determinado tipo de
emociones.
La melodía que
escuchamos, el fragmento del Requiem de
Mozart, está utilizada de forma diegética, en cuanto que es D. Jaime quien la
ejecuta dentro del contexto narrativo de la acción. De los siete planos secuencia
en que estructuramos este fragmento fílmico, en el primero, tercero y sexto la
música se muestra dentro del campo, dándose en estos tres una gradación
interesante con respecto a la relación música-plano: se pasa de un primer plano,
en el primero centrando el interés en las manos y pies que ejecutan la melodía,
para alejarse la cámara progresivamente hasta un plano general corto y
americano en el sexto, donde se mezclan música y diálogo.
En el resto de los
planos la música está fuera del campo (sonido en off) que no acompaña
únicamente la acción que se desarrolla en ellos, sino que, precisamente por la
ausencia en ellos de otro elemento principal: la voz humana, refuerza un
determinado ambiente creado por las acciones de los personajes, en especial de
Viridiana (cuando prepara su cama en el suelo y coge la cruz y la corona).
La voz humana está
prácticamente ausente, podríamos decir que es la música la que habla. Solamente
en el sexto plano se establece un breve “diálogo” entre Ramona y D. Jaime. Este
intercambio de palabras fundamentalmente tiene una función informativa: Ramona
fielmente está recogiendo en palabras las acciones que hemos visto realizar a
Viridiana.
No obstante, podemos
hablar de su función expresiva en cuanto que dejan transmitir los sentimientos
de conmiseración de Ramona hacia Viridiana. Por último, hemos hablado de
diálogo entrecomillado puesto que la información que nos llega de D. Jaime es
mucho menor en sus palabras que en la expresión de su rostro (¿Ausente?
¿reflexiva?) al transmitir emociones, no sólo en este plano sino en otros del
fragmento.
Tampoco podríamos decir
que el tercer elemento: los ruidos tienen destacada presencia, sino que se
podría hablar se su contrario: el silencio en campo, como elemento dominante
sobre todo en algunos planos secuencia (tercero y séptimo) con la única
“presencia” en off de la música.
Ya hemos señalado
aquellos planos en los que domina la música o el silencio dentro del campo.
Queda únicamente comentar algunos “ruidos” que ligeramente y no de manera
estridente rompen el silencio en otros: en el segundo se escuchan algunos
sonidos que acompañan la acción de Viridiana dentro de la habitación: alfombra,
cinturón, pasos, ruido de cama (=vieja), zapatos. En el cuarto se perciben los
pasos de Ramona hacia la puerta y en el quinto el sonido de los herrajes de la
maleta al abrirla Viridiana.
Continuará...
Todas las
fotografías están extraídas de internet sin ánimo de comerciar con ellas.
Gracias de antemano por la ayuda desinteresada.
¡Que aproveche! Un
cordial saludo.
Aitor Hernández
Eguíluz
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