viernes, 25 de junio de 2021

Frank Capra: El nombre delante del título (1/3)


UNA HISTORIA

DEL CINE

PARA NIÑOS

DE 0 A 99 AÑOS:

EL MUNDO SIEMPRE 

PUEDE SER MEJOR

PARA FRANK CAPRA




«No hay reglas en la cinematografía, solo pecados. Y el pecado capital es el aburrimiento.»

Cita que abre su autobiografía,El nombre delante del título (1971 en su original en inglés) T&B Editores, 1999; que usaré en toda la entrada.

Nació en Sicilia, pero salió de allí, con 7 años con destino a California, para no volver nunca. De familia pobre fue el único de los hermanos que estudió. Completó los estudios de ingeniería química al tiempo que trabajaba en múltiples trabajos. En vez de ponerse a trabajar con las ofertas de trabajo que tenía, se alisto en el último año de la Primera Guerra Mundial, pero no lo mandaron al frente como era su deseo, sino que por sus conocimientos lo tuvieron un año en Francia de profesor de oficiales. Y, para colmo, se contagió luego de la gripe española.

En su primera incursuión utilizó Capra actores no profesionales para darle mayor verosimilitud

Dando tumbos de trabajo en trabajo, todos de mala muerte, se hizo pasar por ayudante de dirección en su Hollywood natal, cuando no había pisado un estudio en su vida, y le contrataron para dirigir Ballad of Fultah Fisher’s Boarding House (1922). Aunque los resultados lógicamente fueron mediocres, le picó el gusanillo del cine y ya no lo dejo nunca. Acabó trabajando de montador en San Francisco en la empresa de Bob Edie. Entre metros y metros de acetato aprendió una máxima que siempre le guio a la hora de hacer cine “Un hombre, un film”. La película que fuera a dirigir tenía que controlarla de arriba abajo, aunque era consciente de que el cine era un arte en el que era muy importante la parte artística, pero no dejaba de ser una industria y sus films deberían recuperar el dinero invertido o estaría fuera.

“En mis cuarenta años de dirección cinematográfica nunca la olvidé [la máxima], ni la comprometí… excepto en una ocasión. Me alejé de las producciones que no podía controlar completamente desde su concepción hasta su entrega. Me acerqué al cine con la maravilla de un niño, pero también con la racionalización de una mente científica.”

La serie llevaba haciéndose desde 1920 cuando se incorporó Capra como Gagman

Al poco tiempo empezó a escribir gags cómicos también para Edie y con ese corto bagaje se plantó en Hollywood. Fue contratado por Bob McGowan en los Estudios Hal Roach para la serie infantil Our Gang. Allí aprendió viendo a otros, como Leo McCarey llevando a Oliver y Hardy, y estudiando por la tarde en la biblioteca cómo se hacía reír en el cine. Luego, pasó a los Estudios Mark Sennet en Edendale como guionista de gags, hasta que Sennet contrató a un desconocido Harry Langdon. Frank Capra creyó desde el principio en él y ayudó a crear, en los primeros cortometrajes y en sus dos primeros largometrajes bajo el sello First National Films, el personaje del lento hombrecillo con cara de niño que consigue todo por ser buena persona, que triunfó en las pantallas.

“El personaje de Langdon no debía pensar mal, no debía ver o hablar mal, no debía actuar mal. Así nos encontrábamos con un inocente, lento, confiado, nuestro pantomimo, añadido a Bob Face, Cara de Bebé, la estrella. Desviarnos de esta fórmula significaba revertir al Langdon de las variedades.” 

Los sucesivos éxitos como codirector y coguionista de las películas Un sportman de ocasión (Tramp, Tramp, Tramp,1926) y El hombre cañón (The Strong Man, 1926), no le sirvieron de mucho en Sus primeros pantalones (Long Pants, 1927) ya que Capra fue despedido sin poder montarla, porque al actor se le subió el ego a la cabeza y se creyó que era Chaplin y podía también dirigir. No solo eso, sino que mantuvo que nuestro director tampoco había dirigido los dos films, desacreditándolo públicamente y dándole problemas para volver a trabajar.

Tan famoso en su tiempo como Chaplin o Lloyd y luego un juguete roto

Al final, el tiempo y la Historia del Cine le ha dado la razón a Capra, que se convirtió en un director de éxito, aunque tuvo que sudar tinta para lograrlo. Mientras que Harry Langdon es una nota al pie y ya nadie se acuerda de él.

Harry Cohn, preboste de la Columbia, en el centro y Capra a su izquierda

No obstante, por muy bueno que seas, tienes que tener un pelín de suerte. Lo contrataron por azar en un estudio de segunda fila, pero emergente en la industria de finales del Cine mudo, por su máximo dirigente Harry Cohn, quien dirigía con mano férrea los estudios. Así se lo contó a Capra el segundo a bordo de la productora, Samuel Briskin:

“Yo no le llamé. Lo hizo Harry Cohn. Estaba mirando la lista de electores sin empleo y su nombre que empieza por C, era el primero de la lista. Me dijo: ‘Sam, el nombre de ese tipo es el primero. Mándalo llamar.’ Pero Harry, le dije, lee el resto de la lista. ‘Sam –me contestó-, Dios eligió Abraham porque su nombre era el primero. Eso me basta. Llama a Capra. Así que le llamé.”

Así, empezó una magnífica historia de superación de cualquier tipo de obstáculo de un Estudio para llegar a labrarse un nombre, en la que la aportación de Frank Capra fue capital. En principio firmó cinco films mudos baratos en siete meses llamados Quickies, es decir, rápidos; en los que puso en práctica con éxito su máxima de controlar todo el producto. El macarroni (como le llamaba al principio Cohn hasta que Capra se mostró imprescindible para los estudios) se creó, además, una fama de todo terreno que le llevó a sustituir a Irwin Willat, el director de Submarino, la primera película de #Serie A que iba a realizar la Columbia, tras tres semanas de rodaje inservibles.

Submarine (1927) en el cine Olympia de Bilbao 

Capra logró el imposible de superar las reticencias de los actores hacia este desconocido advenedizo, para terminar a tiempo y sin gastar más de lo necesario, que era los principales criterios de trabajo de Cohn. No solo eso sino que creó una película de corte realista que catapultó su nombre y afianzó su independencia.

Su primer acercamiento a la técnica del sonoro

La llegada del sonoro para todos supuso un nuevo aprendizaje y aquí también triunfó con otra pizca de suerte. Reconvirtieron la película que estaban realizando en mitad muda y mitad sonora:  La nueva generación (1929).

“Por los parapetos de los estudios importantes se filtró la noticia de que, debido a mis antecedentes científicos, yo había manejado el sonido como un experto.”

A partir de ahí, el binomio Cohn/Capra se empezó a cotizar y los tomaron más en serio, por lo que las metas del estudio y del director también crecieron. En el rodaje de The Donovan Afaire (La sortija que mata) marcó también el inicio de una secreta ambición, que pronto se agravaría hasta convertirse en una obsesión maníaca: ganar el premio de la Academia al mejor director.

Dorothy Revier y Jack Holt en una divertida escena de La sortija que mata

Repitió experiencia bélica, esta vez conquistó los aires con Alas (Flight, 1929) con la que Capra siguió engrandeciendo su nombre y pudiendo controlar todo el producto.

Momento dramático del drama aéreo
Con Mujeres ligeras (Ladies of Leisure, 1930), junto al guionista Jo Swerling descubrieron y le proporcionaron una primera interpretación de Barbara Stanwyck. Capra descubrió que era una actriz que solo podía interpretar bien la primera toma, en las siguientes perdía toda la magia que sí daba en la primera, pero se lo permitió y sacó lo mejor de ella.
Ralph Graves y Barbata Stamwick en su primera película

En la siguiente, compró los derechos de un musical de éxito en Broadway, Pasa el cielo , al que le quita la música y lo convierte una comedia Rain or Shine (1930) de bajo presupuesto y con mucho éxito.
Incursión de Capra en el mundo del circo
Una tercera incursión en elgénero bélico fue Dirigible 1931, ambientada en paisajes helados, en donde se empeñó en que los personajes exhalaran, como ocurría en la realidad, el aliento helado y lo recogiera la cámara. Con algún contratiempo lo consiguió y tuvo un nuevo éxito.
Alquilaron para la película una grandísima cámara frigorífica

The Miracle Woman (La mujer milagro, 1931) supuso su primer fracaso en taquilla, que él atribuiría a utilizar en el cine de forma crítica el tema religioso.
Todavía el público no esta preparado para esta crítica a los predicadores

Con las lógicas reservas por si no sabría volver a la senda del éxito, le ofreció a Cohn jugosos dividendos con La jaula de oro (Platinum Blonde, 1931), una obra de teatro con Loretta Young, Bobby Williams y, sobre todo, con la explosiva Jean Harlow.
Don Dillaway, Jean Harlow, Loretta Young y Robert Willia

Luego, intentó escribir por vez primera una historia original, Amor prohibido (Forbidden, 1932), pero, como él mismo reconocería, todavía no dominaba el drama y le salió un aburrido culebrón de dos horas de duración. Aunque todo no fue malo, porque Lu, Lucille Reyburn, le obligó a casarse con ella y vivieron juntos más de treinta años.
Con Barbara Stamwick y Adolphe Menjou en Forbidden

La locura del dólar (American Madness) fue el inicio del binomio Frank Capra/Robert Riskin:

“Si la suerte me sonríe, un guionista puede formar equipo con un hombre que hace sus propios filmes. Si el equipo que se forme simbiótico y tiene éxito, la experiencia puede ser muy recompensante artísticamente, económicamente y además para el ego. Así, fue mi larga relación con Robert Riskin."

La fábula que nos presenta La locura del dólar fue una de las primeras películas de Hollywood que abordaron directa y abiertamente los miedos y el pánico de la depresión. Fue el primer acercamiento de Capra al New Deal, que representaría tan bien como lo hizo el presidente Roosevelt

Con Robert Riskin, guionista inolvidables

También fue el film que asentó el estilo de Capra, al descubrir que cuando se ve una película en el cine pierde el ritmo que sí tiene en el estudio, por lo que Frank Capra consiguió acelerarlo en pantalla con cuatro sencillos trucos:

Primero, hacer y saltar a los intérpretes dentro y fuera del corazón de la escena.

Segundo, eliminar los fundidos en negro y sobre impresionar una escena sobre otra.

Tercero, sobreponer los diálogos y hacer hablar a dos o tres personajes a la vez.

Y cuarto, acelerando ritmo de las personajes en escena un tercio por encima de lo normal.

Se ha desatado la locura por el miedo a peder los ahorros en El poder del dólar

En su búsqueda del Santo Grial, como él llamaba al Óscar, que tanto ansiaba, hizo el drama Las amargas lágrimas del general Yen, por la que no obtuvo, por supuesto, la estatuilla y perdió dinero no por su calidad sino por el boicot en Inglaterra y en los países de la Commonwealth por reflejar en el fin los amores entre una mujer blanca y un general amarillo.

No se puede luchar contra boicots del mercado exterior

Zapatero a tus zapatos, pudo pensar si es que existe esa expresión en inglés, e incentivado por la contratación de Howard Hawks como director estrella de Columbia, compró los derechos de una comedia y firmó Dama por un día (Lady for a Day, 1933), adaptación de un cuento de personajes inferiores, Madame La Gimp de Damon Runyon. Por fin, fue reconocido su trabajo con cuatro nominaciones: mejor película, guion, dirección y actriz.

Recuperó a la veterana May Robson (en el centro) porque Maríe Dressler era de la Metro

Las tres primera estatuillas no las consiguió, pero ya pensaba que lo había conseguido y mucho más, cuando en la Ceremonia de entrega del Óscar a la Mejor Dirección oyó en boca de Will Rogers:

“Mejor director. ¡Sube a recogerlo, Frank!”

Se levantó como un resorte y pletórico hasta que el mundo se cayó a sus pies porque los focos iluminaron a Frank Lloyd por Cavalcade (Cabalgata).

“Sí, Bravo. Gran estúpido…, corriendo a recoger un premio de muerte de excitación, solo para las traerme de vuelta muerto de vergüenza. Aquellos miserables votantes de la Academia, al infierno con sus piojosos premios. Si alguna vez de votaban por uno, nunca, nunca, NUNCA subiría aceptarlo!”

Menos mal que una vez perdida la esperanza la revancha no quedó muy lejos, porque su siguiente película, Sucedió una noche (It Happened one Night, 1934), en la que no creían en el seno de la Columbia, pero con la que consiguió el ansiado Grial multiplicado por cinco.

“La única regla del cine es que no hay reglas, y la única predicción que todas las predicciones son meras especulaciones hasta que el filme se estrena en los cines. ¿Y quién podría hacerlo de cualquier otra forma? La incertidumbre es la principal diversión; la puerta que no puede cerrarlo rajas del cine contra los aventureros recién llegados."

Sucedió una noche se hizo con las cinco estatuillas más importantes: mejor película, mejor actriz (Clodette Colbert), mejor actor (Clark Gable), mejor guionista y mejor director; convirtiéndose en la única película en todos los años treinta que obtuviera tamaña recompensa.

“En pocas palabras, me había adentrado en las ligas mayores… y me había asfixiado.” ¿Pero quién se necesita la tortura de probarse constantemente que era el número uno?”


Una vez logrados estos dos objetivos tan ambiciosos, otros se hubieran echado a dormir, pero Capra no, se le metió en su cabeza de macarroni una nueva máxima o meta.

En la Metro lo quisieron castigar a Gable prestándolo a la Columbia y luego le tuvieron que triplicar el sueldo tras ganar el Óscar

 Pero, disfrutemos un poco más con las actuaciones de Colbert y Gable en Sucedió una noche hasta una nueva entrada.

 

Foto de contraportada de su Autobiografía

 

NOTA DEL AUTOR: ALGUNA DE LAS LAS FOTOGRAFÍAS Y VÍDEOS ESTÁN EXTRAÍDAS DE INTERNET SIN ÁNIMO DE COMERCIAR CON ELLAS. GRACIAS DE ANTEMANO POR LA AYUDA DESINTERESADA.

 

    En sucesivas entregas haré un recorrido lúdico, aunque exhaustivo sobre la HISTORIA DEL CINE con mayúscula. En un principio, va dirigido especialmente al público más joven, pero luego no excluir a nadie, como reza el título general. Por lo que cualquiera puede leerlo con el ánimo de aprender cosas en esta apasionante historia que todavía no tiene final y que nunca te las habían contado de esta manera.

En este BLOG no va a seguir un orden cronológico, sino que se irán desgranando los capítulos de forma aleatoria, ateniendo a mis gustos personales y a las anécdotas que vayan surgiendo. Más adelante, si es menester toda la obra se puede editar en libro siguiendo los cánones cronológicos al uso.

No te pierdas esta increíble aventura, que será el comienzo de una larga amistad…

Próximas entregas

  • El cine  sonoro español y la II República
  • Actores de leyenda
  • En el comunismo también caben las brujas
  • El mundo siempre puede ser mejor para Capra (2/2)
 
 
#Términoscine  
 
#serie A es la terminología que se utiliza en el cine para catalogar las películas por su importancia, más bien, por el dinero que se va a invertir para rodarlas por las productoras y qye se exhibirán en los salones más lujosos. Luego están las producciones de Serie B, C e, incluso, Z.