martes, 21 de junio de 2016

Presentación oficial de una novela épica ecologista



Renegado. El oso  

 

 No te lo puedes perder.

Hacemos un trato: Si no puedes venir...

...por lo menos ve a la librería Cerezo y lo compras...

...y si tampoco puedes ir, puedes entrar en la página de Entrelíneas Editores


y lo compras por internet. Te lo agradeceré un montón, mejor te lo agradecerán Tzara, Ursoj, Sinjoro o Sajodem.

Por último, cuando lo acabes de leer no olvides volver a esta página y poner un comentario...

...y, sobretodo, invita a tus amigos y conocidos a que lo lean.

aitorh66


lunes, 13 de junio de 2016

La Banda Sonora Original de Renegado. El oso

La Banda Sonora Original de Renegado. El oso

La novela épica ecologista que inminentemente tendrás en las mejores librerías y en la web  

www.eraseunavez.org 

tiene también su banda sonora gracias al ínclito “loco Molina”. El líder de la banda de rock “Ñu”, José Carlos Molina, me ha servido de inspiración para muchas de las páginas de la novela. Sin él no existiría el capítulo inicial que puedes leer en esta página, ni existirían los personajes de la enigmática atracción de Nessa, ni el triste capítulo de Sajodem de Aromaz como el viejo que busca la Revolución.

 
Además, cada capítulo está encabezado por una cita sacada de una canción de Ñu – Molina, como si de la pista de un disco de vinilo se tratase, que no se sabe si puede ser publicado alguna vez…Es una idea que brindo a su autor, como detentado de los derechos de todas las canciones.
De momento, tenemos este avance…la primera canción de la que reproduzco su letra y que utilizo en el primer capítulo…
Aquí tenéis un enlace a YouTube con su versión musical:


EJÉRCITOS DEL CONQUISTADOR, Cuatro gatos, 2000

y la última letra es una adaptación de un poema que se reproduce en el libro como poema de amor.

01. Orah de río Nórit


“Son conquistadores, son la destrucción
son las espadas del conquistador.”
“Vinieron de muy lejos, de nadie sabe dónde
llegaron saliendo por el horizonte,
vinieron con sus armas portando su estandarte
jinetes, soldados, en busca de tu sangre.
Llegaron en silencio, sin gritos, sin palabras,
su único mensaje era entrar en batalla,
las gentes se preguntan si acaso son mortales,
ángeles caídos o bestias infernales.
Son conquistadores, son la destrucción,
son las espadas del conquistador
A veces se paraban, también retrocedían
pero siempre terminaban por volver alguna jornada
vinieron a adueñarse del mundo y sus fronteras
clavando en los muertos sus propias banderas.
Son conquistadores, son la destrucción
son las espadas del conquistador.”

“Ejércitos del conquistador”, Cuatro gatos, 2000





02. El Refugio de Adrapaz Ebac


“Vivo en la montaña,
vivo en los suburbios,
no tengo nombre al que pueda atender
no tengo patria, tampoco bandera,
vivo siempre al margen de la ley.”

“La Boca del Infierno”, Réquiem, 2002


03. El Señor de la Guerra
 
 “Le espera triunfo y suerte
Le espera victoria o muerte
Nada me detendrá, nada, nada
Nada me detendrá, nada, nada.”

“Nada me detendrá”, Vamos al lío¡¡, 1988


04. La Dama de la Carroza Negra


 “Sólo te detendrás
Sólo la mirarás.
Sólo la desearás.
Nessa, Nessa, Nessa.
Cabalgando hacia tus labios,
robaré tu pelo negro...”

“La Dama de la Carroza Negra (Nessa)”, Fuego, 1983


05. La cacería del hombre
 
“Algo misterioso
Puso en pie de guerra su felicidad
Desde entonces él es perseguido,
Perseguido, perseguido, perseguido.”

“Perseguido”, Acorralado por ti, 1984


06. El ladrón de Aromaz


 “Sólo algún ladrón
obtendrá el perdón
de los cien años
si le roba a algún bribón.”


“Robin Hood”, El mensaje del mago, 1987


07. El hombre capricho
 
 “Vivo una obsesión de tormenta de pasión
que me invade cada noche.
Veo un corazón desierto y una daga al lado
que lo apaga con el tiempo.”

“Tormenta de pasión”, Títeres, 2003

 
08. El final de una era


 “El cáliz sagrado se ha convertido
En sangre derramada y hierro fundido.”

“Campo yermo”, La danza de las mil tierras, 1994


09. Ver sin ser visto


 “Eres una sombra en la noche oscura,
las nubes se deslizan, sugieren tu figura.
Como una serpiente, poco a poco me envuelves
de piel húmeda y suave y de ojos transparentes.”

 “Danzando entre la Niebla”, Cuatro gatos, 2000
10. El hombre de la carreta
 
“Hay algo mejor que andar
apoyado en un bastón...
… la revolución.”

“La revolución”, Fuego, 1983

11. El arma secreta


“Siempre esperas del cielo una sonrisa sin fin
y las batallas por la paz son las más duras.”

“Navidad”, Esperando, 2003


12. La dinastía de Indas


 “Hábil forma de entender.
Eres tú y todo está bien.
No detengas tu instinto
puedes todo y quieres más.
Vas directo hacia el poder.
No consientas ir atrás.”

“Eres invencible”, Acorralado por ti, 1984
13. Fuerza de naturaleza incontrolable


 “Nace un nuevo día
de llanto, lluvia y tortura,
pero él lo considera parte de su suerte,
no reniega más de haberse equivocado
nadie le obligó a entregarse tanto.”

“Entrega Romántica”, Réquiem, 2002
14. Alta traición


 “La reina hacia adelante, la reina hacia atrás
La reina se ha cansado de esperar
Un jaque a la traición es una conspiración,
Y tu cabeza a punto de rodar.”

“No quiero ser rey”, Cuatro gatos, 2000
15. El eremita


“Su última voluntad pidió cambiar el papel
Te dejo yo el hechizo y ahora soy tu ley
Cedió su inmortalidad a cambio de poder
Yo soy el perseguidor y ahora eres tu el brujo”

“Condenado a vivir”. El mensaje del mago, 1987

16. La batalla de Oñorgol


“La muerte cabalga, y ella es la reina
tu sangre pintando una bandera,
haciendo historia, país sin fronteras,
pactos oscuros, y tú no te enteras”

“Batalla (Amarga Victoria)”, Cuatro gatos, 2000
17. Las cartas bocarriba


“No espero más
Maricón mendigo de poder prestado
Yo no soy tu amigo ni soy tu soldado
Yo no soy un Títere ni soy tu aliado
Yo no soy el pueblo y no soy tu esclavo”

“Títeres”, Títeres, 2003
18. El nuevo amanecer


 “Ha habido días que parecen dobles,
Ha habido noches que no empieza a amanecer.”

“Solo Por Ti”, Títeres, 2003
“Tú eres lo más dulce
de la semilla
que yo plantaría junto a mí.”

“Sacrificio”, Réquiem, 2002

SACRIFICIO

Tú eres para mí
como una diosa
que no he podido conseguir.
Tú eres lo más dulce
de la semilla
que yo plantaría junto a mí.
Tú eres la rosa más venenosa,
tú eres la que alumbra el jardín.
De ceremonia a sacrificio,
de adoración y perversión.
La danza eterna va contigo
y es tu placer como un castigo.
Eres la mentira,
eres la pasión,
eres quien me roba el corazón.

Renegado. El oso, p. 127.


aitorh66

 

sábado, 4 de junio de 2016

Renegado. El Oso - 02. El Refugio de Adrapaz Ebac


Renegado. El Oso 

Novela épica ecologista

 

Después de tanto tiempo esperándolo, este momento ya ha llegado y ha merecido la pena la espera. Ya llevaba bastante tiempo dándole largas a TZARA, SINJORO y, sobre todo, a los cansinos ROTEREM Y TORNAMEM, que me preguntaban cuándo se iban a publicar sus andanzas, que andaban un poco justos de dinero y ya nadie les fiaba para poder seguir bebiendo.

Los amigos de Entrelíneas están colocando las últimas imágenes en su sitio para mandar el texto a la imprenta y ya poder tenerlo entre las manos. Mientras tanto, yo estoy preparando sendas presentaciones, una doméstica en el “Insti”, con mis alumnos y colegas (permitirme la licencia) que todavía no tiene día señalado; y la oficial en Logroño el miércoles 29 de junio, desde las siete y media, en el Ateneo Riojano.

Para hacer boca, os dejo el inicio del segundo capítulo para que rabiéis un poco, que enseguida empezamos la aventura…




02. El Refugio de Adrapaz Ebac


“Vivo en la montaña,
vivo en los suburbios,
no tengo nombre al que pueda atender
no tengo patria, tampoco bandera,
vivo siempre al margen de la ley.”


Ñu: “La Boca del Infierno”, Réquiem, 2002



El camino de regreso a El Refugio, que siempre utilizábamos después de los ataques para evitar un posible acoso de los soldados del rey, fue muy pesado por la presencia de una pertinaz llovizna que nos acompañó durante todo el trayecto. Durante el mismo, el desconocido siguió sin pronunciar ninguna palabra, su mirada permanecía vacía como la bocana de un pozo, y todos los músculos que anteriormente parecían pura tensión, ahora estaban flácidos y más próximos a la muerte que a la vida. Ni tan siquiera levantaba el brazo para sacudirse con el dorso de su mano la lluvia que le castigaba los ojos, su pelo colgaba lacio sobre su frente y los rizos de su cabellera eran ya un pálido recuerdo. Tan solo su boca denotaba cierta tensión, pero era una tensión hacia abajo, mortecina, de desilusión, no hacia arriba, anhelante, de rabia. Tampoco respondía ante los estímulos degradantes que le lanzaban con frecuencia nuestros hombres, ni tan siquiera ante los castigos físicos que inopinadamente recibía cada vez que parábamos a descansar o a acampar. Ese antaño imponente cuerpo, se dejaba llevar en el fondo del carro de los trofeos, apoyado en el respaldo y sentado con las piernas cruzadas y flexionadas hacia su cuerpo.

         La carreta de los trofeos era la pieza principal de la comitiva viajera, que siempre esperaba en retaguardia hasta el final de la batalla, para depositar en él lo que se rapiñaba de los vencidos. En esta ocasión, el carro estaba casi vacío de riqueza y lo ocupaban las herramientas de los canteros, de un valor mucho mayor para los planes de Sinjoro, quien no había diseñado la incursión para acumular caudales, mucho más cuando el ataque era sobre un pueblo eminentemente agricultor, sino que perseguía un doble objetivo, uno declarado y otro oculto. Por un lado, estaba la exigencia de mantener en forma a los guerreros y, por otro, la necesidad de alentar la terrorífica leyenda, que nos rodeaba como un aura, de los guerreros invisibles e invencibles, comandados por un gigante que podía estar muerto. En cierta forma, a Sinjoro le había venido bien la provocación de la madre para justificar la matanza de los habitantes de Orah, porque el temible jefe quería mantener oculto el prosaico objetivo, ya que no encajaba en la leyenda que se había forjado la necesidad de maestros canteros.
         Tampoco encajaba en el mito que nos rodeaba, la idea de un lugar de descanso para unas hordas infernales, por lo que tampoco tenía un nombre propio, sino que nosotros le dábamos el indefinido nombre de El Refugio. Una comitiva como la nuestra, sólo podía entrar por un cerrado acantilado zigzagueante, cuyas paredes verticales, como si hubieran sido cinceladas a posta, estaban huérfanas de cualquier vegetación y sin ningún saliente en donde encaramarse, sino en su cúspide, donde a cada lado siempre se arrellanaba un vigía fuera de la vista del que cruzara por abajo. Para acceder a estos puestos de vigilancia solo cabía arriesgarse por un estrecho sendero que arrancaba desde el valle interior. Para descubrir El Refugio únicamente se podía hacerlo al final del paso, porque desde afuera quedaba oculto a la vista; y a los dos pobres pastores que se les ocurrió franquearlo, pagaron con su vida el descuido y sus ovejas engrosaron la dieta de los soldados. 

Y, y, y,... ¡eeesto es tooodo amigooos!

aitorh66