El ritmo y la banda sonora
Esta secuencia corresponde con la primera parte de la
película capitalizada en la figura de Don Jaime que se caracteriza por
presentar un ritmo más lento que la segunda, y que está conseguida por
distintos medios: en la segunda parte, como modo de agilizar la acción, hay más
cambios de plano, planos de menor duración, movimiento más rápido de la cámara
en ocasiones, mayor número de escenarios, más luminosidad.
En concreto, y como
consecuencia de lo anterior, la secuencia mencionada presenta un ritmo lento y
acompasado, que se expresa en la imagen, el sonido y el contenido narrativo.
Por un lado, los
distintos planos se van sucediendo cadenciosamente, sin brusquedad, al “ritmo”
de la melodía que interpreta Don Jaime, el Requiem
de Mozart. Se va alternando la carga emotiva (no sin cierta tensión) que
Don Jaime transmite mientras se enfocan en planos cercanos sus manos y su
rostro, junto con los momentos en que
Viridiana se prepara para cumplir con su devoción, a través de una
puesta en escena muy reveladora: cama en el suelo, alfombra, maleta, cruz,
corona, clavos.
Los efectos de luz
Por otra parte, no hay excesiva luminosidad en la secuencia en
concordancia con ese ambiente pausado y de recogimiento que se pretende
expresar, predominando los claroscuros en algunos planos para mantener la
atención sobre los elementos significativos:
Ø
La luz se centra en las manos de Don Jaime (y también en la
expresión de su rostro) al piano, que más tarde, ya en la segunda parte,
tratará de tocar Jorge, impidiéndoselo Ramona al recordar la “devoción” con que
aquél tocaba.
Ø
Cuando Ramona desde la semioscuridad del rincón va acercándose a
la cerradura de la puerta aumentando la luz sobre ésta, se destaca el papel de puente entre el interior y exterior de
la habitación, el antes y después en la acción de la secuencia.
En el interior de la habitación de Viridiana se
destacan algunos momentos a través de la luz que se concentra en ellos: cuando
prepara su alfombra-cama, al
acercarse al espejo y descubrir su cabello, cuando saca de la maleta la cruz y
la corona, signos de su condición de religiosa. En este sentido, destaca
especialmente como clímax final el plano más revelador, el último: la luz sobre
el cojín, donde descansan la cruz, la corona (quemada en la hoguera al final de
la segunda parte, como símbolo de una etapa que muere) y los clavos, y sobre
Viridiana, a medida que la cámara se aleja.
Narración y punto de vista
De la misma forma que la novela original de Benito Pérez
Galdós que adapta libremente Buñuel, Halma, el realizador aragonés opta
por utilizar un narrador omnisciente,
en términos de Narratología, es decir un narrador
global que cuenta con el lenguaje
cinematográfico de modo polifónico con imágenes y sonido. Al espectador,
además, se le dan una serie de claves de forma subjetiva, por ejemplo, la comba
con empuñadura que Don Jaime regala a Rita (el primer papel de Teresa Rabal) que
tendrá importancia en la resolución de la primera parte y que aparecerá luego
en la segunda como símbolo de maldad y servirá cinturón del mendigo que intenta
violar a Viridiana.
También se le prepara al espectador sobre lo que ha de
ocurrir por medio de premoniciones, como el sueño que tiene la niña anunciando
la llegada de un toro negro, es
decir, de Jorge. Y, por ultimo, el narrador también da su opinión sobre la
actuación de los personajes, como en la escena en que el mismo Jorge tiene un
arrebato de piedad a imagen y semejanza de Viridiana comprando la libertad del
perro atado a la carreta, y acto seguido Buñuel resalta la inutilidad de la
caridad (símbolo de degeneración burguesa) presentando otro perro en las misma
condiciones que no tendrá ningún salvador.
Además, de forma simbólica el
director de Calanda resaltará mediante algunas, en apariencia, superfluas
escenas interpretaciones subjetivas del guión: la versión de Viridiana a las
ubres por su sentido fálico, el ratón (Ramona) atrapada por el gato (Jorge), o
la paloma (Viridiana) que se quiere comer el Leproso.
En conclusión: reflexiones finales
Viridiana narra la historia de una novicia que deja
temporalmente el convento para visitar a su tío antes de profesar y finalmente,
tras el suicidio de éste, abandona el convento y convierte su finca en una
institución de caridad para mendigos. Sin embargo, fracasa en su propósito y
concluye aceptando los valores del mundo profano y el amor carnal,
representados principalmente a través del personaje de su primo Jorge.
Se pueden
establecer dos partes: la primera tiene como centro la figura de Don Jaime y la
relación con Viridiana, esta parte representa lo antiguo, la decadencia de un
mundo anquilosado. Frente a él, en la segunda parte, lo moderno, el
renacimiento surge de la mano de la figura de Jorge, con todos los cambios que
pretende hacer en la casa y los campos. Ambas partes llevan un derrotero que, a
simple vista, parece inamovible: la partida de Viridiana al convento en la
primera y la misión redentora de Viridiana de forma independiente a la
modernización de Jorge; pero que ambas se ven truncadas por un mismo hecho: la
doble violación de Viridiana. La primera no consumada de hecho, pero sí de
pensamiento de Don Jaime y que le obligará a suicidarse, y la segunda por parte
del mendigo que acabará por romper su misión redentora y la desligará
definitivamente de la influencia eclesiástica.
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La virginal profanación |
En la figura
de Viridiana de igual manera se va produciendo una evolución: en un principio
no quiere abandonar el convento, luego accede a petición de la superiora, pero aun
en casa de su tío mantiene rituales
religiosos. Más tarde, tras las circunstancias que le suceden, decide dejar el
convento, pero se mantiene fiel a su espíritu caritativo: convertirá la finca
de su tío en albergue para mendigos. Tras el fracaso de esta iniciativa debido
al comportamiento indigno de sus
mendigos, la escena final, principiada significativa y sucesivamente por el trozo
de espejo con el que arregla su pelo, la quema de corona de espinas y la visita
a las estancias de su primo; expresa su renuncia explícita al mundo anterior y
su adopción del mundo que representa Jorge. Coda: hay veces que las
circunstancias externas obligan a un cambio en la narración que enriquecen la
propuesta, como la variación en el guión por mor de la censura en la que el mènage a trois final se tuvo que cambiar
por una explícita partida de tute entre Viridiana, Ramona y Jorge, que aporta
de forma explícita una mayor carga sexual.
La equiparación es fácil |
En última
instancia, el valor, ya no tanto de una película, como de un director, viene parejo
a la forma de narrar y, más en concreto, al punto
de vista que adopta. Buñuel utiliza en apariencia un punto de vista objetivo, es decir, externo a los
personajes, quienes interpretan el son que les marca el narrador. No obstante,
lo alterna con otros puntos de vista, en ocasiones subjetivo: como cuando Ramona (Margarita Lozano) expía a Viridiana
por el ojo de la cerradura, o como cuando también Ramona averigua la veracidad
de la violación de la novicia por Don Jaime mirando las sábanas de la cama; y otras
veces efectista, como en la larga
secuencia de la cena orgiástica de los mendigos (que merecería un análisis
aparte por la pluralidad de sugerencias que transmite), más en concreto en la
escena de la fotografía de Enedina (Lola Gaos) en que Buñuel hace un juego
intertextual al reproducir mediante imágenes cinematográficas un remedo de La última cena de Leonardo da Vinci, y
luego retomado por el inserto del primer plano del ciego Don Amalio, en su
trasunto negativo del Mesías, apuntado, tanto por la música de Haendel que se
oye de fondo, como la interrupción del tempus
fílmico durante una décimas de segundo como si se tratase de una fotografía.
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¡¡¡Quién crea que don Luis desentona que me escriba!!! |
Algunas
fotografías están extraídas de internet sin ánimo de comerciar con ellas.
De la misma forma, el resto son de mi archivo personal y pueden ser utilizadas libremente. Gracias de antemano por la ayuda desinteresada.
¡Que aproveche! Un
cordial saludo.
Aitor Hernández
Eguíluz
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Después de leer todos los post, veo Viridiana de otra manera. Aprendo un montón y veo cosas que no había visto, como la similutud con el cuadro de"la última cena" de Da Vinci, gracias por ello.
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz 2013.
Rita.