La utilización del sonido en Viridiana
En contraposición a la práctica general de las películas de las décadas precedentes, Luis Buñuel prescinde de todo rasgo de música extradiegética, utilizada por lo general para subrayar la acción dramática, y utiliza de forma consciente en todo momento el sonido directo con sentido dramático.
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Cartel de la exhibición para Francia |
Como ocurre en
varias ocasiones durante el metraje de Viridiana, la entrada de un personaje en escena
está precedida por su voz en off que
inicia o continúa el diálogo, como, por ejemplo, la primera aparición de Jorge
precedida por la característica voz de Paco Rabal fuera del plano.
De la misma forma, se
introducen sonidos de ambiente: unos en presencia del agente que lo crea, por
ejemplo el motor del autobús; y otros en off
para ambientar el decorado, como el mugido de vacas en la escena en que
Viridiana no quiere ordeñar.
Dentro del argumento
también se utilizará el sonido en abstracto, es decir, sin realización fónica,
como un recurso de los personajes para oír la llegada de otro: es decir la lata
que le obligan a llevar al personaje supuestamente contagiado de lepra a modo
de aviso.
Por último y en cuanto a
que si creo que Buñuel ha utilizado de forma especial el sonido, la respuesta
es afirmativa, ya que está diseñado todo de antemano en el guión, porque están
utilizados con una clara intención dramática. La música como tal aparece de
forma dietética dentro de la acción, ya sea por realización en directo de Don Jaime
en la pianola o por los discos pinchados en el tocadiscos. En los títulos de
crédito se resalta que todas las melodías fueron seleccionadas por Gustavo
Pitaluga, pero es difícil de creer que esta selección no estuviera dirigida por
Buñuel. Dos de ellas, además de su utilización dentro de la película, sirven
respectivamente de cabecera, el fragmento de El Mesías de Haendel, y de melodía de cierre, una canción moderna
indeterminada. En primera instancia, Buñuel hace que Don Jaime interprete el Requiem de Mozart la noche de la llegada
de Viridiana, luego se pinchan sucesivamente en el giradiscos fragmentos de la Cuarta sinfonía de Beethoven, en la
noche de la supuesta marcha de Viridiana, y de nuevo El Mesías, en la orgía de los mendigos, para, por último, en la coda
final pinchar por parte de Jorge una canción pop de moda, que también servirá de cierre de la película con el
telón el FIN y que remarcará el nuevo
mundo que se le abre a la novicia en su mènage
a trois con Jorge y Ramona.
En definitiva, la música y todo lo que la rodea están utilizadas
con intención dramática, ya que marcarán el cambio en la atmósfera que
caracteriza a los personajes masculinos que dominan las dos partes de la
película: Don Jaime está anclado en el pasado y ha dejado marchitarse su
hacienda, por lo tanto es aficionado a la música clásica, pero, además, sabe
interpretarla a la pianola. Mientras que Jorge es un joven con ideas nuevas que
querrá explotar sus nuevas posesiones y, al mismo tiempo, un aficionado
diletante de la música moderna, aunque significativamente no sepa tocar ningún
instrumento como lo filma Buñuel el día de su llegada a la casa.
![](file:///C:\Users\Usuario\AppData\Local\Temp\msohtmlclip1\01\clip_image002.jpg)
Nos centramos
en primer lugar en la música, elemento aglutinador de toda la secuencia y que,
frente a los demás (voz humana y ruidos), lleva toda la fuerza expresiva
envolviendo todo el ambiente y tratando de subrayar determinado tipo de
emociones.
La melodía que
escuchamos, el fragmento del Requiem de
Mozart, está utilizada de forma diegética, en cuanto que es D. Jaime quien la
ejecuta dentro del contexto narrativo de la acción. De los siete planos secuencia
en que estructuramos este fragmento fílmico, en el primero, tercero y sexto la
música se muestra dentro del campo, dándose en estos tres una gradación
interesante con respecto a la relación música-plano: se pasa de un primer plano,
en el primero centrando el interés en las manos y pies que ejecutan la melodía,
para alejarse la cámara progresivamente hasta un plano general corto y
americano en el sexto, donde se mezclan música y diálogo.
En el resto de los
planos la música está fuera del campo (sonido en off) que no acompaña
únicamente la acción que se desarrolla en ellos, sino que, precisamente por la
ausencia en ellos de otro elemento principal: la voz humana, refuerza un
determinado ambiente creado por las acciones de los personajes, en especial de
Viridiana (cuando prepara su cama en el suelo y coge la cruz y la corona).
La voz humana está
prácticamente ausente, podríamos decir que es la música la que habla. Solamente
en el sexto plano se establece un breve “diálogo” entre Ramona y D. Jaime. Este
intercambio de palabras fundamentalmente tiene una función informativa: Ramona
fielmente está recogiendo en palabras las acciones que hemos visto realizar a
Viridiana.
No obstante, podemos
hablar de su función expresiva en cuanto que dejan transmitir los sentimientos
de conmiseración de Ramona hacia Viridiana. Por último, hemos hablado de
diálogo entrecomillado puesto que la información que nos llega de D. Jaime es
mucho menor en sus palabras que en la expresión de su rostro (¿Ausente?
¿reflexiva?) al transmitir emociones, no sólo en este plano sino en otros del
fragmento.
Tampoco podríamos decir
que el tercer elemento: los ruidos tienen destacada presencia, sino que se
podría hablar se su contrario: el silencio en campo, como elemento dominante
sobre todo en algunos planos secuencia (tercero y séptimo) con la única
“presencia” en off de la música.
Ya hemos señalado
aquellos planos en los que domina la música o el silencio dentro del campo.
Queda únicamente comentar algunos “ruidos” que ligeramente y no de manera
estridente rompen el silencio en otros: en el segundo se escuchan algunos
sonidos que acompañan la acción de Viridiana dentro de la habitación: alfombra,
cinturón, pasos, ruido de cama (=vieja), zapatos. En el cuarto se perciben los
pasos de Ramona hacia la puerta y en el quinto el sonido de los herrajes de la
maleta al abrirla Viridiana.
Continuará...
Todas las
fotografías están extraídas de internet sin ánimo de comerciar con ellas.
Gracias de antemano por la ayuda desinteresada.
¡Que aproveche! Un
cordial saludo.
Aitor Hernández
Eguíluz
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Un trio de post muy interesantes, otra manera de ver el cine, sobre todo el de Buñuel, que para mi es un poco especial. Viridiana la vi hace mucho tiempo, la tendré que volver a ver.
ResponderEliminarRita.