La huella de Saturnino Ulargui en la co-producción cinematográfica con las Alemania e Italia del eje
Este artículo ha sido realizado con una ayuda a la investigación del Instituto de Estudios Riojanos
Saturnino Ulargui |
Resumenes:
El productor cinematográfico riojano Saturnino
Ulargui tendrá su importancia en el nacimiento del nuevo cine del régimen
franquista, primero colándose en la Hispano-Film Produktion que se activó en
Alemania a finales de los años 30’, y ampliada más tarde en las dobles
versiones en castellano y en italiano que se hicieron primero en la Italia
musoliniana y después en la España franquista.
Le producteur riojano cinématographique Saturnino
Ulargui aura son importance dans la naissance du nouveau cinéma du régime
franquiste, d'abord en étant tendu dans le Hispano-Film Produktion qui a été activé
en Allemagne à la fin des années 30', et étendue plus tard dans les doubles
versions dans castillan et dans italien qui ont été d'abord faites en Italie
ils musolinian et ensuite en Espagne franquiste.
Palabras
Clave: Ulargui, Alemania, Hispano-Film
Produktion, Italia, dobles versiones.
Saturnino
Tomás Ulargui Moreno nacerá en la calle Escuelas, 21, de
Logroño, a las dos de la mañana del día 29 de diciembre de 1894, un año antes
del estreno oficioso del cine, un día 28 de diciembre, por los hermanos Lumière
en el sótano de Grand Café, del número 14 del bulevar de los Capuchinos de
París. Esta conexión no es tan superflua como hubiera podido parecer en la
España finisecular, cuando se produjo antes el nacimiento de alguien que estaba
llamado a ocupar un lugar importante en la cinematografía española en la
primera mitad del siglo XX. Arquitecto y político local frustrado, será la distribución
de películas alemanas (de la UFA hasta 1932 y de la Cine Allianz Tonfilm a continuación) e inglesas (Producciones B.I.P.)
su inicial dedicación al cine, que evolucionará a la producción de films: La canción del día (1930), El malvado Carabel (1935) y María de la O (1936); antes de la guerra
civil.
A pesar de que la guerra civil impidiera el
inmediato estreno de ésta última, dicha suspensión solamente supuso para Saturnino
Ulargui un mínimo contratiempo en sus planes a largo plazo. Durante la guerra fue el miembro de la Falange Espanola y de la JONS encargado de "dirigir las centurias de trabajo, formadas por profesionales encargados de la puesta en marcha de los servicios básicos en las zonas que se produce el avance franquista" (Nicolá Meseguer, 2017: 46), lo cual no impidió que mantuviera un predicamento político abiertamente al lado de ninguno de los dos
bandos y su empresa de distribución activa en el bando republicano. Al final, su psado contacto con la industria cinematográfica alemana, que desde su
dedicación a la distribución había visitado de forma periódica y en parte había
subvencionado la producción de El malvado Carabel, le inclinó a unir su
suerte definitivamente a la de los sublevados por la complicidad entre los
regímenes de Hitler y de Franco. Es muy difícil esclarecer la verdadera intención de Ulargui a la hora de
embarcarse en tamaña aventura. De todas formas y por su actuación previa, me
atrevo a afirmar que el productor riojano se movió más por un afán económico
que por el ideológico. Sin ninguna declaración pública de afinidad política en
un periodo tan convulso como la II Republicano (solo la fallida aventura de la Unión Riojana de sesgo centrista al dictado de Francisco Cambó), su principal
objetivo tras el alzamiento fuera, primero, no paralizar su viejo negocio
cinematográfico de distribución en zona republicana que incluía numerosas
películas soviéticas y poder compatibilizarlo con un nuevo negocio en la nacionalista,
para, después y obstaculizado por la economía de guerra, no dejar pasar a nivel
productivo la oportunidad de aprovecharse de los medios que se disponían en los
estudios alemanes y que fueron puestos a partir del 1937 en manos de elementos
nacionales.
El
gran problema que de siempre había arrastrado la industria cinematográfica
alemana desde su despegue en el periodo mudo, fue la deficitaria repercusión
que sus películas habían obtenido allende sus fronteras, impidiendo un
desarrollo mayor de esta industria dentro de un país obsesionado por una permanente
expansión en todos los órdenes. En en periodo entre 1934 y 1936 que imperaba el sistemas de libre comercio (Díez Puertas, 2003; 103) la industria alemana mantenía con la norteamericana cierto equilibrio. Sí que suministraba la primera un 30% de película virgen y un 57" de maquinaria a la industria cinematográfica española, frente al 50 % de película virgen y 12% de equipos, de la segunda.
Sin embargo, de la parte del león se beneficiaban las pelñioculas de Hollywood en un 70 %, frente al pírrico 8 % de película impresionada de nacionalidad alemana. Estas últimas no podían competir en contra de
un ampuloso aparato cinegráfico como el norteamericano que había sabido imponer
su hegemonía en la totalidad del mundo fílmico. Uno de los feudos
norteamericanos en que menor presencia del cine alemán se detectaba era el
hispanoamericano, por lo que el estallido de la guerra en España y la
consecuente ausencia de medios cinematográficos en el bando nacionalista se
manifestó para la administración alemana como un perfecto trampolín para
intentar asentarse en un amplio mercado prácticamente no hollado por la
cinematografía germánica. Para ello quisieron "engañar" a las nuevas autoridades con un pacto desigual. Con el visto bueno del propio Hitler y la excusa de
mostrarse como su aliado, Goebbels no tuvo inconveniente en utilizar la
necesidad de los españoles como futuro puente con hispanoamérica para, en
principio, ampliar el mercado cinematográfico germano y, a continuación, crear
por aquellos lares, si era posible, un germanófilo estado de opinión.
Según
un detallado estudio de Emeterio Diez (1999: 35-59), al inicio de la contienda
se constituyó desde Alemania una compañía cinematográfica ex profeso para
la producción de films documentales favorables al bando nacional: la
Hispano-Film Produktion; quien cederá a la Bavaria Film-Kunst Verleih la
distribución sucesiva de sus vástagos: Geisel der welt (El azote del
mundo, 1936), Arriba España (1937) y de Helden in Spanien (España
heroica, 1938). En principio la empresa fue obra, en especial, del alemán
Johan Wilhem Ther, ayudado por el ruso Sergio Otzcup y por el alicantino
Joaquín Reig Gozálvez. El inspirador de esta empresa era un antiguo empleado
berlinés de la casa Cifesa -que con posterioridad[1]
llegaría a atribuirse para sí la creación de la propia distribuidora- que luego
ejercería de productor en la misma. Su mano derecha era un antiguo funcionario
zarista y significado contrarrevolucionario, metido luego a negocios de
importación, para en 1929 refugiarse definitivamente en el cine, y que se
encargaría de la parte comercial de la incipiente empresa. El último de sus integrantes
era un delegado de propaganda franquista en Berlín, encargado de montar el
material documental venido de la península, que se ocuparía de la promoción,
además de dirigir el último título documental ya citado.
La
desfavorable circunstancia para el bando nacionalista de la centralización,
durante la República, de los medios cinematográficos en Madrid y Barcelona que
no les favorecería tras la división del país al disponer sólo de sendos equipos
de rodaje de Cifesa y CEA, que rodaban en exteriores, y de ningún estudio;
posibilitó la ampliación del campo de actuación de la Hispano-Film Produktion
al terreno argumental, tras la entrada en escena en la misma del coruñés
Norberto Soliño.
Otro
nombre vinculado a Cifesa, en su condición de representante en Cuba para toda
hispanoamérica, al mismo tiempo que presidente del Centro Gallego en La Habana,
y que por aquel entonces (Sala-Álvarez, 1979: 147-150) estaba bien relacionado
con las nuevas autoridades españolas, con las alemanas y con un grupo de
profesionales españoles que esperaban, mientras discurrían los acontecimientos
en la península, haciendo una gira por sudamérica.
Ya
fuera con la intención de fondo de llenar el ansia expansionista de la
industria cinematográfica alemana hacia el mercado de habla hispana, o por la
consabida anécdota, manifestada por ella misma en varias ocasiones, de la
fijación de Hitler por una Imperio Argentina tapada por una mantilla en Nobleza
baturra (Florián Rey, 1935) que le recordara a Lola Montes; el caso fue que
el triple contacto de Soliño se reflejaría, en marzo de 1937, en la firma por
parte de la actriz de un contrato para protagonizar varias películas en
Alemania y su posterior recepción por Hitler y Goebbels.
A continuación, Díez relata las dificultades económicas para
poner en marcha el primer proyecto elegido para su filmación, una adaptación de
la Carmen de Merimée, y la diversidad de intereses que confluyeron
alrededor de la Hispano-Film Produktion, los cuales estuvieron a punto de hacer
naufragar la empresa de no mediar la intermediación de Ulargui y Cifesa.
Claro está, de la parte germana no pudo surgir ningún problema, porque los
necesitados eran los españoles, y cuando Ther ofrece a la Fröhlich Film la
producción y a la Ufa la distribución en Alemania de la versión alemana, de
título Andalusische nächte (Herbert Maisch, 1938), la película iba a ser
inevitablemente filmada y exhibida, mientras que la parte de financiación
española no se mostraba tan diáfana. En julio de 1937, dos representantes de la
firma española CINA solicitaron los derechos de Carmen, la de Triana (F.
Rey) para el mercado de habla hispana, con el compromiso del pago de 250.000 pesetas
a cambio de un 35 % de los beneficios en España. También quisieron comprometer
a todos los participantes en la empresa incorporándolos el 24 de dicho mes a su
Consejo de Administración, constituido ante notario en San Sebastián por
Joaquín Melgarejo, Conde del Valle de San Juan (Presidente), Florián Rey,
Benito Perojo, Enrique del Campo, Johan W. Tehr (vocales), Norberto Soliño
(Vocal-Gerente para América), Javier Ruiz del Portal (Secretario) y José Muñoz
Rodríguez de Laborda (Consejero Delegado).
Todo
ello muy formalizado, pero a la hora de la verdad este último solamente
aportaría 20.000 pesetas, llegando, incluso, a revender los derechos para
Andalucía, África del Norte y Marruecos Español al empresario sevillano J.M.
Ortiz por 40.000; lo que obliga a Ther, al igual que a Perojo y a Rey, a romper
sus lazos con la CINA por incumplimiento de contrato. Este problema amenaza con
llevar al traste la realización de la película, ante la amenaza de la Ufa de
retirarse del proyecto al no ser satisfechos los primeros pagos, de no mediar
una inyección de capital por parte de Saturnino Ulargui a cambio de la
distribución para España de ésta y de la siguiente cinta a realizar por Perojo,
El barbero de Sevilla, o Der barbier von Sevilla en su versión
alemana. Ambas películas consiguieron realizarse, aunque no acabarían aquí los
problemas para la Hispano-Film Produktion al contraatacar Ortiz logrando que el
juez embargara en mayo de 1938 lo recaudado en España por el primero de sus
estrenos, el de El barbero de Sevilla. La productora se hallaba de nuevo
en trance de desaparición de no ser por la intermediación de Rey y de Perojo
que lograron un nuevo acuerdo con Ortiz para asegurar una supervivencia que le
permitió la realización de otras tres películas: Suspiros de España / Sehnsucht
(B. Perojo, 1938) distribuida por Ufilms, y Mariquilla terremoto
/ Marietta (B. Perojo, 1939) y La canción de Aíxa / Hinter
haremsgittern (F. Rey, 1939), distribuidas por Cifesa.
Foto publicitaria en la revista Radiocinema. |
La
investigación de Emeterio Díez parece deslindar para siempre la participación
de Ufilms y Cifesa en la Hispano-Film Produktion, al quedar tres casas
diferentes que aunaron sus esfuerzos, por cuestiones económicas, para iniciar
la producción franquista de largometrajes de ficción. Aunque la idea original
fuera de la Hispano-Film Produktion, sin la intermediación primera de Ufilms
para la realización de Carmen, la de Triana y de El barbero de Sevilla,
y la intercesión segunda de Rey y Perojo para descongestionar la exhibición de
las mismas, no se hubieran podido realizar las otras tres películas hasta que
las circunstancias bélicas de la península permitieran volver a la normalidad
productiva con el triunfo franquista. Para conformar el triángulo, la
reconciliación propiciada por los dos directores permitió a Cifesa su entrada
en la empresa como distribuidora por la relación profesional de la productora valenciana
con ambos realizadores durante la República. Lo cual también ayuda a desmentir
definitivamente su recurrente equiparación con la Hispano-Film Produktion, si
no estaba claro ya por el hecho de que desde 1936 la empresa de los Casanova
podría haber iniciado la producción en Alemania tras la constitución el 26 de
mayo de la marca Cifesa Film Produktions und Vertriebs G.M.B.H. ante el notario
Paul Hartwig.[2]
Miguel ligero, Benito Perojo, Roberto Rey y personal alemán contratado por la Hispano-Film Produktion para El barbero de Sevilla (1938) en los estudios. |
Aunque
se introdujera en el proyecto de la Hispano-Film Produktion cuando éste ya
estaba en marcha y para paliar sus problemas económicos en la parte española, Saturnino
Ulargui supo aprovechar muy bien esta oportunidad para colocarse en la
primera línea de salida de la producción cinematográfica que habría de venir
con el triunfo franquista y para reclutar para su causa a Perojo. Con este director,
el productor riojano no sólo contaba a uno de los más importantes y rentables
realizadores, tanto del cine mudo como del republicano, sino que se unía
también al más polivalente y cosmopolita de todos ellos y que llevaba a sus
espaldas casi una treintena de películas. Actor que se iniciara en el cine mudo
con imitaciones de Charlot, bajo el nombre de Peladilla, Perojo
era un contrastado profesional que trabajara repetidas veces en el extranjero
cuando en España no se podía hacer cine: ora porque no había medios, ora porque
costara mucho tiempo realizarse el cambio del método de representación
primitivo al institucional; logrando con vocación superar siempre las
adversidades hasta convertirse en el más importante director de la industria
cinegráfica republicana. Además de que a su alrededor la marca Ufilms pudo
atraer en Alemania a un elenco de primerísimos intérpretes como Estrellita
Castro, Miguel Ligero, Alberto Romea o Pedro Fernández Cuenca, que habrían de
poblar su producción futura.
Bizarra escena de Suspiros de España (1939) con Estrellita Castro, Miguel Ligero y Concha Catalá. |
Su
oportuna contribución pecuniaria le reportó a Ulargui la distribución en
España de Carmen, la de Triana bajo su marca Ufilms, pero a buen
seguro que no llegó a intervenir en el proceso de producción, algo que sí pudo
hacer en alguna medida en El barbero de Sevilla y Suspiros de España,
aunque dentro de los límites de una producción superprofesionalizada como la
alemana.
Otro
hecho importante en la situación cinegráfica patria será la organización en
noviembre de 1936 desde Salamanca de una Oficina de Prensa y Propaganda a cargo
del general Millán Astray y de Ernesto Giménez Caballero, cuya misión principal
era una aplicación conveniente de la censura a todos los niveles de
información. Dentro de la cinematografía, esta oficina resultó del todo
ineficaz a la hora de fomentar una mínima producción oficial de films, ni tan
siquiera documentales que eran suministrados por entidades privadas, que
pudieran contrarrestar a los producidos del lado republicano gracias a su
Ministerio de Propaganda. Sin embargo, tras la constitución del primer gobierno
presidido por Franco el 30 de enero de 1938, que ya cuenta con la intervención
de civiles, y el nombramiento de Ramón Serrano Suñer como Ministro del Interior,
la cosa mejorará sensiblemente con la creación de Departamento Nacional de
Prensa y Propaganda. Si al frente de la sección de Prensa Serrano Suñer colocó
a José Giménez Arnau, encargaría a Dionisio Ridruejo la de Propaganda, dentro
de la que se crearía en abril de ese mismo año el Departamento Nacional de Cinematografía,
al que aún tardaría algún tiempo en incorporarse su primer responsable Manuel
Augusto García Viñolas (Álvarez - Sala, 2000: 161-173).
Rodaje de Suspiros de España. |
La aventura alemana de la Hispano-Film Produktion no pudo dar más
de sí que los cinco títulos de ficción conocidos por la conjunción de tres
causas: primero por la desidia lógica de la industria cinematográfica alemana
por un producto ajeno a su mundo y que tampoco les facilitó el acceso al
mercado hispanoamericano; segundo por la falta de medios consignados por la
parte española, y tercero por la consideración por parte de la naciente
administración franquista de las películas de la productora como alemanas. A
pesar de que García Viñolas, junto al embajador de España, marqués de Magaz,
hicieran una visita de cortesía a los estudios alemanes en que se rodaban estas
películas, la administración de Burgos siempre localizaba a la Hispano-Film
Produktion en Berlín y era considerada como extranjera; y, además, estableció
para ella un exhaustivo control de guiones y de rodajes, cuyo mayor roce se
produjo en relación con La canción de Aixa (F. Rey, 1938) cuando se conoció
en Burgos que se había comenzado su rodaje sin que se hubiese censurado todavía
su guion, poniendo en duda la autoridad del Departamento Nacional de
Cinematografía. Esta circunstancia contrajo la momentánea suspensión del rodaje
de exteriores en España hasta la mediación por parte de Cifesa entre la
administración de Burgos y la productora de Berlín para que se terminara
(Álvarez - Sala, 2000: 228-229).
Cartel publicitario en prensa escrita de Los hijos de la noche (1939) ya rodada en Cineccitá. |
Como
corrobora el amigo y colaborador de Perojo Enrique Llovet (Gubern, 1994: 319),
los estudios cinematográficos de Madrid o Barcelona estaban, recién terminada
la Guerra Civil, imposibilitados todavía para la producción de films, por lo
que Saturnino Ulargui renunciará a la aventura alemana para establecer
una nueva estrategia productiva encaminada a la realización de coproducciones
en el otro de los países europeos del eje: una Italia mussoliniana que daba
mayores facilidades productiva. Al igual que el alemán, era considerado como
modelo a imitar para los nuevos rectores del Departamento Nacional de Prensa y
Propaganda por la fuerte intervención del Estado, pero sin renunciar a la
comercialidad, además de contar desde el 28 de abril de 1937 con los más
modernos estudios cinematográficos en su ciudad de cine: Cinecittà. Las facilidades de coproducción estuvieron motivadas por
el viaje de Dionisio Ridruejo a Italia en octubre de 1938, en donde se
entrevistó en Roma con el ministro de Cultura Popular mussoliniano, Dino Alfieri,
y establecieron un Acuerdo Cinematográfico Hispano-Italiano de colaboración
entre ambos países, ya que como reconocería el propio Ridruejo en sus memorias:
“me interesaba saber la ayuda que podía darnos para el desarrollo de nuestro
cine incipiente, por el que los alemanes, la UFA, ya habían comenzado a
interesarse un poco (Ridruejo, 1976: 196).” La motivación italiana para la
firma del acuerdo podía residir (Díez Puertas, 2002: 317) en el miedo a la
amenaza de boicot de las empresas norteamericanas por el abusivo monopolio
creado por Mussolini sobre la adquisición, importación y distribución del cine
extranjero en Italia, que sería ocupado por las coproducciones con España.
Además de facilitarse con esta firma, como no podía ser de otra manera, el
salto del cine ítalo-fascista al mercado hispanoamericano que todos anhelaban pero
que era feudo exclusivo de la producción norteamericana. A pesar de estas
grandes motivaciones y aparte de cierta colaboración en la confección de
documentales, la ayuda solamente se plasmó, en referencia a la producción de
ficción, gracias a la iniciativa privada, en la que Ulargui supo moverse
muy bien hasta la derrota del eje en la II Guerra Mundial.
Los tres
protagonistas de Los hijos de la noche:
Julio Peña,
Estrellita Castro y el gracioso
Miguel Ligero.
|
De
este modo, aprovechará las facilidades que provenían ahora de Italia, en contra
de las crecientes dificultades que encontraba en Alemania, para trasladar sobre
la marcha su centro de operaciones a la península itálica, pero sin olvidar los
proyectos gestados en Alemania que se retomarán en Italia como una
continuación, nunca como una ruptura. Para ello, se ayudará de los contactos
establecidos gracias a su labor en la distribución de films de nacionalidad
italiana, para iniciar en Italia la realización de una serie de películas en
coproducción con empresas productivas privadas de dicho país, mientras se
restablecía en España la actividad cinematográfica profesional. De este modo,
Ulargui co-producirá un total de seis películas tres películas realizadas en
Italia, una a caballo entre los dos países, y dos últimas en los estudios Orphea
de Barcelona, con su correspondiente versión en italiano; en un curioso periplo
de ida y vuelta. Se dará la peculiar circunstancia de que si durante la
producción en Alemania era España quien estaba inmersa en guerra civil y los
países del eje disfrutaban de la paz, en Italia se volverá las tornas y serán
los países del eje los que estén sumidos en una contienda bélica.
Cartel
anunciador.
|
La
primera plasmación de esta nueva aventura productiva fue la película de Perojo Los
hijos de la noche acabada de
montar en julio de 1939. De acuerdo con la
productora cinematográfica italiana Imperator Films, S.A. Ulargui
elegirá para la primera coproducción una doble adaptación en castellano e italiano
de la obra teatral en 1933, Los hijos de la noche, escrita por dos
comediógrafos de éxito durante la II República, Leandro Navarro y Adolfo
Torrado. Obra de Perojo fue la inclusión de Miguel Mihura al proyecto, así como
de su hermano Jerónimo en calidad de ayudante de dirección, con los que había
coincidido en San Sebastián durante la guerra en las tertulias del Café Raga.
Pero, ¿dónde se gestó la adaptación
cinematográfica de Los hijos de la noche? Como documenta Román Gubern en
su monografía Benito Perojo. Pionerismo y supervivencia hay varias
especulaciones sobre el arranque de la película: Fernández Cuenca mantenía, una
década después de su filmación, que Perojo firmó en Madrid con Ulargui después
de la guerra civil un contrato para la realización de una serie sin determinar
de películas, entre las que probablemente se encontraría ésta. Pero la hija del
propio Perojo aseguraba que desde Berlín volvió junto a sus padres a San
Sebastián, de donde partió en avión hacia Roma para el rodaje de la película,
en donde, además, les sorprendió el inicio de la II Guerra Mundial. De igual
forma, Estrellita Castro certificaba en sus memorias (1943: 23) que el contrato
para la actuación en la cinta lo firmó en Berlín. Por último, el autor de los
diálogos adicionales, Miguel Mihura, declarará que escribió éstos en Berlín
(Lara - Rodríguez, 1990: 61, 315). A pesar de ésto, se puede aventurar que la
película se gestó en Alemania mientras Perojo acababa su última película para
la Hispano-Film Produktion, Mariquilla Terremoto, también interpretada
por Estrellita Castro, la protagonista de la futura Los hijos de la noche.
Pero, a tenor de la situación político-económica del momento, Ulargui
decidió trasladar, con acierto, la producción definitiva de esta última a Roma.
Rodaje de Sin novedad en el Alcázar/L’Assedio dell’
Alcazar (1940)
con su director Augusto Genina.
|
La
segunda película en coproducción con Italia que emprendería Perojo será la
adaptación de un argumento original del propio Ulargui. No se tratará de
la primera aparición del riojano en los títulos de crédito de una de sus producciones,
ya en la lejana La canción del día aparecía como arquitecto de los decorados
de acuerdo a su profesión. Y, al parecer, tampoco se trata del primer argumento
que escribiría, cuando se anunció en 1934 que estaba preparando una película de
ambiente vasco a partir de un argumento escrito por él y Díaz Caneja, pero que
nunca se hizo.[3]
Tras barajarse, incluso de cara a la prensa,[4]
la posibilidad de realizar después del rodaje de Los hijos de la noche
una adaptación de Goyescas junto a Estrellita Castro, que finalmente
acabará haciendo en 1942 de la mano de la productora Uniba y con Imperio
Argentina en el papel principal (Gubern, 1994: 357); Ulargui dispuso
para Perojo la filmación de este argumento obra suya y que llevaba originariamente
un título que rezaba Soler y Compañía.
El equipo
técnico y artístico de Sin novedad en el
Alcázar.
|
En
esta ocasión, recurrirá a la ayuda en la producción de la firma transalpina
Sovraina, con vistas a la realización de la consabida versión en italiano y a
la oportuna utilización de los equipados estudios cinematográficos de Cinecittà
para el rodaje de interiores, ya que, como ocurriera en Alemania con Suspiros
de España, para el segundo film se preveía ya el rodaje de exteriores en la
península ibérica, cuando ya se viera el perfecto funcionamiento del modelo
tras un primer intento.
En los estudios de Cinecittá y entre el 18 de enero y
el 30 de abril de 1941,[5]
Edgar Neville realizará su tercera película en Italia, La muchacha de Moscú,
una versión española de la dirigida por Pier Luigi Faraldo titulada Sancta
Maria, que estaba basada en la novela homónima de Guido Milaneso. No está
clara la participación de Saturnino Ulargui en esta coproducción hispano-italiana:
para Antonio Mas-Guindal la producción recayó en Ulargui-E.I.A., para Cabero
(1949: 453) Ulargui - E.I. S.A., para la Filmoteca Nacional (1977: 46) en
Italiana Fonorama - E.I.A.; y para Pérez Perucha (1982: 35) en Fono Roma-E.I.A.
A pesar de este batiburrillo de siglas que ni el propio director pudo aclarar
al hablar de un curioso productor "que tenía gustos de tenor del siglo
pasado", pero sin citar su nombre (Gómez Santos, 1969: 362), en la
ficha presentada a la Comisión de Censura se le otorgaba la razón a Mas-Guindal
al atribuir definitivamente la producción de la película a Ulargui - E.I.A. En
definitiva, lo que interesa es la aportación nacional a la versión española que
representaba la Marca Ulargui.
Cartel publicitario en prensa escrita de La muchacha de Moscú (1942). |
La
memoria de Edgar Neville a la hora de rememorar las circunstancias del rodaje
de la película es escasa, al relatarle a Marino Gómez Santos sus recuerdos, y
se centraba mayormente en sus desavenencias con un productor, de la parte
italiana con toda probabilidad ya que de tratarse de Ulargui Neville no
hubiera tenido inconveniente en citarlo como ya hiciera con respecto a su
anterior relación en El malvado Carabel: "A poco volvía a Roma a
realizar Santa María, un espantoso folletín, que aquí se llamó La
muchacha de Moscú, con Conchita y Nazari al frente del reparto, y me
encontré con un productor que tenía gustos de tenor del siglo pasado. Nunca he
trabajado con un tipo tan totalmente diferente a mí. Pretendía que los actores
actuaran dando gritos, llorando a moco tendido, llevándose la mano al corazón.
"
López Rubio entre la maqueta para Sucedió en Damasco (1942). |
Entre el 21 de julio y el 28 de septiembre de 1936 las tropas
republicanas asediaron durante 72 días en el Alcázar de Toledo a un contingente
de militares nacionalistas pertenecientes a la Academia militar sita en dicha
fortaleza, siendo liberados tras la toma de Toledo por parte del general
Varela. Este primer jalón nacionalista de la guerra civil, tácticamente buscado
por Franco, era terreno abonado para una adaptación cinematográfica que no
habría de hacerse esperar. La Fox intentará fallidamente poner en pie el
proyecto con Henry King sin dejar transcurrir un año, pero no se concretaría
definitivamente por presiones dentro de la industria norteamericana y de la
Oficina Hays por su sesgo beligerante en favor de los sublevados (Álvarez-Sala,
2000: 61-62) ante el miedo de perder el mercado español. Mientras que el
dramaturgo Eduardo Marquina registrará al terminar la contienda en la propiedad
intelectual un argumento titulado El Alcázar de Toledo. Una lanza por España.
Pero serán en definitiva los hermanos italianos Bassoli y el español Saturnino
Ulargui quienes producirán en 1939 Sin novedad en el Alcázar, un film
italiano dirigido por Augusto Genina que en España rápidamente el nuevo régimen
acogería como propio y como modelo a seguir por una futura producción nacional.
En
palabras del propio Genina a los asistentes a un cóctel organizado tres meses
después por la productora italiana Bassoli en los locales de la madrileña
Asociación de la Prensa, la génesis de la película arrancaba de los días en que
el realizador asistía a todas las noticias que le pudieran llegar sobre el asedio,
lo cual a la proposición por parte de los hermanos Bassoli de hacer un film
"sobre la idea de un drama que tuviera como finalidad el comienzo del
Glorioso Movimiento", éste eligió sin dudar lo ocurrido en el Alcázar.[6]
Hasta este momento no se hizo ningún tipo de referencia de la participación de Saturnino
Ulargui en la génesis del proyecto, pero dado que la película iba a ser
rodada tanto en Italia como en España los productores transalpinos debieron
considerar (hecho no demostrado documentalmente, pero lógico) la necesidad de
involucrar en el mismo, en régimen de coproducción a elementos españoles con
fuertes contactos en ambos países, una función que cumplimentaba perfectamente Ulargui
como ya hemos visto.
Cartel publicitario en prensa escrita de Fiebre (1943). |
En definitiva, el productor riojano fue una pieza clave en la co- producción cinematográfica con los países del eje, que dio como resultado en muchas ocasiones dobles versiones, hasta que la política Española dio un giro hacia los estados unidos, lo que rompió la base de siempre con la que trabajaba Ulargui que le llevó al ostracismo en la producción y su labor distribuidora fue diluyéndose hasta su muerte en Madrid el 25 de agosto de 1952.
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En el rodaje de "La última Falla (1940) |
[1].- “Johan W. Ther en Madrid - Quiere hermanar la producción alemana con la
española - Prepara una película en tierras andaluzas que no será una
‘andaluzada”. En Primer Plano, I-5, 17 de noviembre de 1940.
[2].- “Noticiario Cifesa, núm. 17, junio de 1936.
[3].- “En los estudios españoles”. En Sparta, I-1, agosto de 1935, p.
5.
[4].- El marqués de Moviotone, “Pues... verá Usted...” En Radiocinema,
II-35, 30 de agosto de 1939.
[5].- Ministerio de Cultura, expediente n.º 3.556.
[6].- "El realizador Genina en España". En Radiocinema,
II-41, 30 de nov. de 1939.
Las fotografías pertenecen a mi archivo personal y están a disposición de cualquiera que las quiera utilizar sin ánimo de lucro e indicando su procedencia.
¡Que aproveche! Un
cordial saludo.
Aitor Hernández
Eguíluz
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Una maravilla de artículo-post, cierto que es más técnico que los anteriores, pero me ha ayudado ha conocer mejor a ese logroñés que era Saturnino Ulargui, para mi un desconocido.
ResponderEliminarUn placer es siempre leerte y seguir aprendiendo.
Rita.