viernes, 5 de marzo de 2021

El marxismo según los Hermanos Marx (2/3)

Una Historia 

del Cine

 para niños 

de 0 a 99 años




Sería muy curioso poder ver el cortometraje que rodaron los hermanos Marx en pleno cinema silente: Humor Risk (Dick Smith, 1921). Un humor tan cítrico y acerado en la palabra, mal se puede reducir solamente a los gestos. Tampoco podemos juzgar.

 

   El conclicto de los Marx

Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=UfNL5eQiwCo

Los dos primeros proyectos de los hermanos Marx, con adaptaciones de George S. Kaufman y Morrie Ryskind, estaban basados en dos espectáculos en vivo que habían ensayado previamente de ciudad en ciudad por todos los Estados Unidos. El éxito de Cuatro cocos (The Cocoanuts, Joseph Santley y Robert Florey, 1929), cuyo montaje final no gustaba el demasiado a Groucho, permitió que se instalarse la hermanosmarxmanía, es decir, otra forma más divertida del marxismo. El segundo espectáculo traducido a la pantalla fue conocido aquí como El conflicto de los Marx (Animal Crackers, Victor Heerman, 1930). Es la película que personalmente más me gusta. No es la mejor, pero en gustos no hay nada escrito. Son unos hermanos más básicos, más físicos, si cabe todavía, marxismo en estado puro. A partir de entonces, y sin la apoyatura un espectáculo testado por el público, y bajo el amparo de la Paramount se sucedieron Pistoleros de agua dulce (Monkey Business, Norman Z. McLeod, 1931), Plumas de caballo (Horse Feathers, Norman Z. McLeod, 1932), y una de sus primeras obras cumbre, Sopa de ganso (Duck Soup, 1933). La única película dirigida por un director de renombre y especialista, por ende, en el cine de humor: Leo McCarey.

Plumas de caballo

 Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=YYNWIqMLUXM

Sopa de Ganso, aparte de estar construida como una parodia de los estados totalitarios, prescinde de los números musicales y convierte la película en una olla trepidante que estalla visualmente en poco más de 60 minutos ya que no hay descanso y se suceden las actuaciones de los tres hermanos. La razón no echa de menos estos interludios que paralizan la acción, son anti cinematográficos, pero en nuestro corazón los tenemos tan instalados que ver una película de los hermanos Marx sin el malabarismo al piano de chico ni la pieza clásica a manos de un sátiro con peluca con el arpa, es como entrar en una piscina con esmoquin.

Sopa de Ganso

Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=pvFKDEJpQSA 

Un salto de calidad se produjo con el contrato de la Metro, que había negociado Zeppo, el cuarto Marx (después de convencerse de que era una rémora, un pegote en las películas, y decidió hacerse su representante), y sobre todo con su relación con Irving Thalberg. El niño mimado de Hollywood dejó su impronta, como no podía ser de otra forma. Además de implantar la lopesca relación amorosa de los dos galanes jóvenes a parte de la acción de los cómicos, Thalberg les obligará a volver a sus inicios y antes de rodar la película les obligaba a montar un espectáculo teatral previo que iría de gira por todo el país. Con esto, iban depurando los gags según la reacción del público y cuando llegaban al plato los rodaban de la forma definitiva, como lo hacemos visto siempre. Esta fórmula restaba el punto de espontaneidad marca de la casa, anteriores y posteriores películas en otros estudios. Para algo habían fichado a la Metro, para este glamuroso estudio no valía cualquier cosa, había que hacerlo lo mejor posible y el resultado debía de ser impecable.

Al amparo de Thalberg, surgen Una noche en la ópera (A Night at the Opera, Sam Wood, 1935) y Un día en las carreras (A Day at the Races, Sam Wood, 1937), Durante el rodaje de la segunda peli falleció el productor de neumonía el 15 de septiembre de 1936 a la edad de 37 años. Ya no fue lo mismo. Como a todos los actores con personalidad, por no decir histriónicos, le sucede siempre lo mismo, necesitan un director (o en el caso marxista el productor Thalberg) que les sujete en corto para hacer sus mejores interpretaciones.

Sin embargo, estas dos obras son un alarde de orfebrería en lo que la sucesión de gas está medida, con sus contrapuntos amorosos (a nadie le gusta la soberbia del tenor Lasparri) y musicales en su debido lugar (es un disfrute visual y físico los bailes de los afroamericanos en Un día en las carreras). Y si además, caes en las redes de alguno de ellos, ya sea en el juego de palabras de la parte contratante de la primera parte de Groucho y Chico, o en el incordio constante de un Harpo que no puede pararse quieto, te llevan en volandas al mundo de nunca jamás, mucho más grande que el camarote de Una noche en la ópera, que construyeron estos tres cómicos que nunca quisieron crecer, aunque peinaran canas.


Después de la época clásica, las siguientes películas, El hotel de los líos (Room Service, William A. Seiter, 1938), que hicieron para la RKO, Una tarde en el circo (At the Circus, Edward Buzzell, 1939), Los Hermanos Marx en el Oeste (Go West, Edward Buzzell, 1940) y Tienda de locos  (The Big Store, Charles Riesner, 1941), pero aún en lenta decadencia, son evidentemente jalones marxistas.  Con sus defectos cada vez más pronunciados, no se le puede pedir peras a un olmo, los hermanos sabían hacer su oficio. Por lo tanto, o los amas o los odias, nunca te dejan indiferente.

 El famoso "más madera, es la guerra..."

Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=pNuNH6lMrnc

Ya queda para el recuerdo sus películas más clásicas y la menos logradas y nuestras retinas hoy en día pueden acudir cuando queramos a Internet, en donde navegan para la eternidad y más allá los gags visuales y las conversaciones sin sentido de nuestros héroes y de la inolvidable fauna que puebla sus películas y son las víctimas propiciatorias de estos cabezas de chorlito.


NOTA DEL AUTOR: ALGUNA DE LAS LAS FOTOGRAFÍAS Y VÍDEOS ESTÁN EXTRAÍDAS DE INTERNET SIN ÁNIMO DE COMERCIAR CON ELLAS. GRACIAS DE ANTEMANO POR LA AYUDA DESINTERESADA.

 

En sucesivas entregas haré un recorrido lúdico, aunque exhaustivo sobre la HISTORIA DEL CINE con mayúscula. En un principio, va dirigido especialmente al público más joven, pero luego no excluir a nadie, como reza el título general. Por lo que cualquiera puede leerlo con el ánimo de aprender cosas en esta apasionante historia que todavía no tiene final y que nunca te las habían contado de esta manera.

En este BLOG no va a seguir un orden cronológico, sino que se irán desgranando los capítulos de forma aleatoria, ateniendo a mis gustos personales y a las anécdotas que vayan surgiendo. Más adelante, si es menester toda la obra se puede editar en libro siguiendo los cánones cronológicos al uso.

No te pierdas esta increíble aventura, que será el comienzo de una larga amistad…


Próximas entregas:


  • De analógico a digital (2/2)
  • Una de música: los géneros cinematográficos (3/5)
  • Orson Welles: del meteórico ascenso al ostracismo más fructífero (1/2) 
  • El marxismo según los Hermanos Marx (3/3)


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