viernes, 26 de febrero de 2021

Carlitos se hace mayor: Candilejas y el final de un mito

Una Historia

del Cine 

para niños de 

0 a 99 años


Y Carlitos aficionó al mal.
    Tras interpretar un personaje totalmente negativo como el Hinkle de El gran dictador, Chaplin se fijó ahora en Henry Desiré Landrú. La idea era de otro director de los grandes, Orson Welles, que pensó en el mimo para interpretar el personaje. Tras un largo tira y afloja, Chaplin le compró los derechos a Welles por 5 000 dólares y de ahí surgió en 1947 Monsieur Verdoux. Consiguió una más que notable sátira con un personaje que mataba viudas ricas para cuidar a su verdadera mujer gravemente enferma. Una crítica solapada de las guerras que se sustentan en el mismo razonamiento: hacer el mal por un bien mayor. En este trasfondo melodramático se sustenta una comedia ágil que se cierra con otro notable discurso-moraleja.
Enlace al Discurso de Monsieur Verdoux: https://www.youtube.com/watch?v=dr2ex3QPr3M
 
    Cinco años más tarde, Chaplin tendrá lista Candilejas. Quiso volver a sus inicios, al escenario teatral de variedades en donde empezó su carrera. Se puso en la piel de un alter ego, el mimo Calvero, que quiere alargar los últimos retazos de su carrera. Tendrá una última oportunidad al salvar a una joven de suicidarse y al ayudarla a rehacer su carrera, aunque al final tiene que renunciar a su amor por la diferencia de edad. Todo lo contrario, por lo que se le critica, que ha hecho en su vida personal con Oona O’Neill como último ejemplo.
    Para acompañarlo en el escenario rescató a su rival de antaño de la taquilla, Cara de palo Keaton. Dicen las mala lenguas (que de esas hay muchas y a veces aciertan) que el bueno de Búster se lo estaba comiendo en escena y que redujo su actuación en el montaje final para que no eclipsara la actuación de Chaplin. Sea como fuere, Chaplin se cascó un admirable melodrama que, en mi humilde opinión debió de ser su epitafio artístico, porque Un rey en Nueva York (1957) y La condesa de Hong Kong (1967) no estuvieron a la altura de su genio.
Enlace al dueto de Chaplin y Keaton en Candilejas: https://www.youtube.com/watch?v=z4DiRd9_0_c  

    Ambas son producciones de pabellón británico, porque Chaplin ya había abandonado los Estados Unidos para siempre. Un rey en Nueva York es un ajuste de cuentas con la industria que le dio la espalda, encarnando al rey un ignoto país al que los americanos no entienden, como tampoco le entendieron a él. En La condesa de Hong Kong y, también como homenaje al teatro, interpretó un episódico papel de un criado negro (en el cine parlante los actores blancos salían con la cara embadurnada de negro para interpretar un personaje negro). La película, a pesar de contar con las interpretaciones de Marlon Brando y a Sofía Loren, fue un rotundo fracaso y le alejó definitivamente de su pasión.
    Una carrera extraordinaria, no tuvo reflejo entre sus colegas de la Academia de las Artes y de las Ciencias Cinematográficas. Aunque recibió excepcionalmente tres Óscar, solo estuvo nominado en 1940 a Mejor Actor y Mejor Guion por El gran dictador, y en 1947 por su guion para Monsieur Verdoux. Por su parte, los tres Óscar tiene su historia particular cada uno de ellos. El primero que recibió lo hizo en la primera de estas Ceremonias que tuvo lugar el 16 de mayo de 1929 en el Roosevelt Hotel de Los Ángeles. Se supo el nombre de los galardonados tres meses antes y ante su apabullante dominio con el El circo que había ganado en las categorías de los mejores Guion, Dirección, Producción e Interpretación, decidieron repartir esos premios entre el resto de películas y concederle a Charles Chaplin un premio honorífico. Este primero se juntó con el honorífico por toda su carrera que recibió en 1972, la única ocasión en que Chaplin pisó territorio norteamericano desde que se exiliara en Suiza. El tercer Óscar que recibió fue por la partitura original de Candilejas, hasta ahí, todo normal. Pero la realidad es que se lo concedieron veinte años después de la realización de la película.
Imágen de la Ceremonia de 1929
    Eso sí, recibió en vida otra serie de galardones que le resarcieron de la reticencia de sus colegas de profesión. Fue promovido al premio Nobel de la Paz en 1948, nominado por Francia, por el acoso político y mediático recibido al ser acusado de mantener actividades antiamericanas, se colocó una estrella con su nombre en el de en 1970 y fue nombrado caballero de la Orden del Imperio Británico en 1975.
       Murió el 25 de diciembre de 1977 en Suiza y de allí subió al cielo, porque en los altares del Arte Cinematográfico hace tiempo que ya estaba encaramado.



NOTA DEL AUTOR: ALGUNA DE LAS LAS FOTOGRAFÍAS Y VÍDEOS ESTÁN EXTRAÍDAS DE INTERNET SIN ÁNIMO DE COMERCIAR CON ELLAS. GRACIAS DE ANTEMANO POR LA AYUDA DESINTERESADA.

 

En sucesivas entregas haré un recorrido lúdico, aunque exhaustivo sobre la HISTORIA DEL CINE con mayúscula. En un principio, va dirigido especialmente al público más joven, pero luego no excluir a nadie, como reza el título general. Por lo que cualquiera puede leerlo con el ánimo de aprender cosas en esta apasionante historia que todavía no tiene final y que nunca te las habían contado de esta manera.

En este BLOG no va a seguir un orden cronológico, sino que se irán desgranando los capítulos de forma aleatoria, ateniendo a mis gustos personales y a las anécdotas que vayan surgiendo. Más adelante, si es menester toda la obra se puede editar en libro siguiendo los cánones cronológicos al uso.

No te pierdas esta increíble aventura, que será el comienzo de una larga amistad…


Próximas entregas:

  • El marxismo según los Hermanos Marx (2/3)
  • De analógico a digital (2/2)
  • Una de música: los géneros cinematográficos (3/5)
  • Orson Welles: del meteórico ascenso al ostracismo más fructífero (1/2)

2 comentarios:

  1. Muy buenos tus reseñas k abarcan de modo suscinto y concreto las últimas producciones k realizo y un breve y atinado repaso x los reconocimientos de la industria americana, k x supuesto debio ser mayor. Gracias, ha sido un placer leerte

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  2. Gracias a vosotros, no tendría sentido sin un público agradecido como tú

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