Hace
ya varios años que un grupo de padres del A.M.P.A. del Colegio Vicente
Ochoa nos reunimos para hablar de Literatura Infantil y Juvenil en el Café con cuentos, fruto de la última reunión nació este texto que, partiendo de Las mil y una noches hago
u repaso de los distintos marcos narrativos que se han creado para
recopilar una serie de cuentos populares. Otro día haré un repaso de
nuestro club de lectura.
E.P.unos ![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkXUiwdvDQie-2X7bhNlt6Q2iuETDJVunvkXGXHclphtuepbOXgzt2kutdUefevZCdQckdzWDE4hOggLnbFQLPW04iKcdjlNVp2eBirIm25oS520YdeG1Tg6IRvJqz5WzSdeHRec9dyt7o/s320/2104652las-mil-y-una-noches.jpg)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkXUiwdvDQie-2X7bhNlt6Q2iuETDJVunvkXGXHclphtuepbOXgzt2kutdUefevZCdQckdzWDE4hOggLnbFQLPW04iKcdjlNVp2eBirIm25oS520YdeG1Tg6IRvJqz5WzSdeHRec9dyt7o/s320/2104652las-mil-y-una-noches.jpg)
En la Edad Media proliferaron
colecciones de libros que reunían una serie de cuentos recopilados para ser
utilizados por los clérigos en los sermones a modo de ejemplo a seguir por los
fieles. De esta forma, surgieron los denominados Libros de los ejemplos, verdaderas antologías de cuentos que se
constituyeron en un nuevo género.
Las primeras recopilaciones eran libros
escritos en latín por clérigos dirigidas a otros clérigos para su utilización
en los sermones Por ejemplo, se conserva la obra de comienzos del siglo XII
escrita por Pero Alfonso de Huesca titulado Disciplina
clericalis, que pudo introducir la cuentística oriental en el occidente cristiano.
El siguiente paso son las antologías
escritas por clérigos destinadas a seglares. Dentro de estas obras está el Libro de los Enxiemplos.
En el primer tercio del siglo XIV,
Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita utiliza por vez primera los cuentos como
ejemplos separados del ámbito eclesiástico, en donde prima el componente lúdico.
En su Libro de Buen Amor incorpora
una serie de fábulas, escritas ya en romance, copiadas de la tradición clásica
de Fedro y Esopo, como una enseñanza hacia el hombre relacionada con los peligrosos
asuntos amorosos que te alejan de la senda del Buen Amor, el de Dios.
Por último, en el último tercio de
dicho siglo el libro será escrito por un seglar, el infante don Juan Manuel, y
sus receptores serán otros seglares. En El
conde Lucanor los cuentos escritos por un noble tienen como misión servir a
otros nobles para desenvolverse en las cuitas de la vida diaria.
La estructura de este tipo de obras
siempre es la misma: la historia principal, que se denomina pretexto (según Alain Deyermond en su Historia de la Literatura Medieval,
Ariel), sirve de marco narrativo en donde se engarzarán los distintos cuentos
narrados por uno o varios de los protagonistas de la principal.
La cuentística medieval trabaja con
tres marcos narrativos, dos de origen oriental y un tercer marco de raigambre europeo:
- La de tradición europea el modelo es el del Decamerón del italiano Giovanni Boccaccio en 1351, que consiste en entretener una espera tediosa. “El argumento de la obra comienza con una descripción de la peste bubónica (la epidemia de peste negra que golpeó a Florencia en 1348), lo que da motivo a que un grupo de diez jóvenes, siete mujeres y tres hombres que huyen de la plaga, se refugien en una villa en las afueras de Florencia.
“Con el fin de
entretenerse, cada miembro del grupo cuenta una historia hasta un total de cien
por cada una de las diez noches que pasan en la villa, lo que da nombre en
griego al libro: δέκα déka 'diez' y ἡμέραι hēmérai 'días'. Además,
cada uno de los diez personajes se nombra jefe del grupo cada uno de los diez
días alternadamente. Cada día, a excepción del primero y noveno en que los
cuentos son de tema libre, uno de los jóvenes es nombrado «rey» y decide el
tema sobre el que versarán los cuentos.”
Otro ejemplo de este modelo son los Cuentos de Canterbury, escritos por Geoffrey Chaucer a partir de
1380. “Los cuentos, escritos en inglés
medio (algunos de ellos originales, otros no, dos escritos en prosa, y el resto
en verso), están contenidos en una narrativa mayor y son contados por un grupo
de peregrinos que viajan desde Southwark a Canterbury para visitar el templo de
Santo Thomas Becket, en la Catedral de Canterbury”.
(Los fragmentos en cursiva están sacados de la Wikipedia.)
- El segundo marco narrativo y primero de origen oriental se basa en las sucesivas preguntas de un discípulo para que un maestro le solucione algún problema personal. El primer modelo que llegó al Medievo español fue un libro titulado Calila e Dimna, que al parecer lo mandó traducir al castellano en 1251 Alfonso X, el Sabio, cuando todavía era infante candidato a suceder a su padre Fernando III, el Santo.
Su materia
narrativa procede de la literatura oriental, pues traduce fielmente el texto
árabe del Kalila wa-Dimna (كليلة ودمنة), que a su vez es la traducción que el iraní Ibn Al-Muqaffa hizo al
árabe del texto en el siglo VIII (de donde se difundió por toda Europa), y éste
por su parte procede del Panchatantra
hindú (hacia el año 300 d. C.)
En el año 570 fue traducida al pahlavi (o persa literario) y pocos años más
tarde al sirio.
Conecta
con los manuales sapienciales de educación de príncipes mediante el motivo
oriental de las preguntas y respuestas entre el rey y un filósofo, que da paso
a cuentos ejemplarizantes o exempla contados
y protagonizados por animales: un buey, un león y dos zorros/lobos llamados
«Calila» y «Dimna», que son quienes cuentan un mayor número de cuentos, en
muchas ocasiones imbricados unos en otros en la llamada «estructura de muñecas
rusas» (o de relatos enmarcados).
(Los fragmentos en cursiva están sacados de la Wikipedia.)
En la península ibérica este modelo se traduce en la obra ya
citada del infante Don Juan Manuel El
conde Lucanor. Sobrino de Alfonso X, el Sabio y personaje de gran
influencia política en su época que le llevó incluso a guerrear contra el rey
del momento. Aún con todo, don Juan Manuel dedicada parte de su tiempo a la
literatura con un afán didáctico para enseñar a otros nobles sus saberes. Lo
podemos considerar como el primer autor que se considera a sí mismo autor de
sus obras y las cuidará celosamente para que nadie las pueda manipular, con tan
mala suerte que se quemarán gran arte de ellas por un incendio en el castillo
de Peñafiel donde las custodiaba tan celosamente.
El marco se reproduce invariablemente a lo largo de los 51
ejemplos de los que se compone la primera parte del libro. El conde Lucanor se
encuentra con un sabio criado suyo ya mayor, que había sido su ayo y maestro, y
le confía un problema que tiene derivado de sus cargas como noble. Patronio le
dice que conoce una historia que está relacionada con dicho asunto y se la
cuenta. Después de terminar el relato le dice lo que en su opinión el conde
debería hacer con su problema. Éste sigue al pie de la letra los consejos de su
criado y le va bien. En última instancia el conde Lucanor que no se sabe cómo,
pero lo ha escuchado todo, lo manda poner por escrito y compone un pareado en
el que se encierra la enseñanza o moraleja de lo relatado.
- Por último y también de origen oriental, está el marco narrativo en que los cuentos se utilizan para dilatar una condena a muerte. En ese marco se incorporan los cuentos que se compilan en una obra medieval, el Sendebar o El libro de los engaños e los asayamientos de las mujeres. Por el título este libro como muchos de origen oriental se relacionan entre sí con relatos misóginos muy del gusto en el Medievo. Parece ser que ese libro lo mandó traducir don Fabrique, hermano de Alfonso X en 1253 y da la casualidad de que esta versión castellana es la más antigua que se conserva, porque no se ha encontrado ninguna en su idioma original anterior a ésta.
Su argumento se asienta es la leyenda del rey de Judea, quien no podía tener hijos. Al
final una de sus esposas logró dar a luz al príncipe Alcos. Cuando este creció
sano y fuerte, la favorita en aquel momento de su padre le quiso seducir
proponiéndole matar a su padre para reinar ellos dos. El joven rehusó la invitación
y la pérfida mujer denunció ante su padre, el rey, una falsa violación por lo
que fue condenado a muerte. Aconsejado por el mayor sabio de su tiempo,
Çendubet, no pronunció ninguna palabra en su defensa por lo que su ejecución,
mandada por su padre era inmediata. Para evitarla, siete sabios se encargan de
contarle al rey una serie de cuentos en los que la mujer protagonista es el
origen de todos los males para los hombres que la rodean, al mismo tiempo que
la mujer cuenta otros para condenar al muchacho. Hasta que al final el infante
retoma la palabra y con sus cuentos consigue redimirse y que su madrastra acabe
quemada en una caldera en seco.
Pero el más famoso que sigue este
pretexto serán Las mil y una noches, con una vida editorial llena de
percances. En un principio, las historias de origen persa y otras de diferentes
fuentes que se presentaban individualizadas fueron compiladas y traducidas en
el siglo IX al árabe por Abu abd-Allah Muhammed el-Gahshigar.
La paradoja está en que la historia que le sirve de marco parece haber sido
agregada en el siglo XIV. La base de su éxito radica en la popularidad que tuvo
en el siglo XIX, que no sólo reinventó un género sino que potenció un interés
por lo oriental que se plasmo en la sociedad y en la literatura como las
corrientes parnasiana o modernista.
La historia
marco cuenta la historia del Sultán de Persia, Schariar, que tuvo una mala
experiencia por el adulterio de su primera mujer, a la que mandó matar, tras
pillarla folgando con un criado negro. Esta mala experiencia le llevó a la
feliz ocurrencia de para evitar esa actitud de sus posteriores esposas,
mandarlas matar tras la noche de bodas. De este modo, la desesperación cundió
en todo el reino, en el Visir, quien tenía que concertarle cada día un
casamiento entre las hijas de sus cortesanos, y hasta en el verdugo, que no
tenía ningún día de descanso. Todo esto lo cortará la propia hija del Visir,
Sherezade, al ofrecerse como víctima propiciatoria, pero con un plan para
evitarlo con la complicidad de su hermana Dinarzada. El remedio incluía al
principio una de las armas sempiternas de las mujeres, las lágrimas; lloraba
porque no iba a poder despedirse de ella. El rey le da permiso para que Dinarzada
les visitara y ésta le pidió a su hermana que le contase una de las múltiples
historias que conocía. Así, comienza una interminable serie de noches en las
que las historias, no concluidas por la llegada de la luz del día, se suceden
hasta que el Sultán embrujado por la sabiduría de su mujer decide perdonarla
porque ya no espera de ella ningún tipo de traición.
¡Que aproveche! Un
cordial saludo.
Aitor Hernández
Eguíluz
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